En Diciembre de 1979, organicé en Colombia el Primer Congreso Mundial de Fenomenología Psíquica. Algunos de los invitados especiales fueron: el Psíquico y Mentalista Israelí Uri Geller, junto con la Premio Nobel francesa Dra. Ivonne Duplessis, el maestro Tao Rhann, los sanadores psíquicos Dean Kraft e Ivan Trila y la consejera espiritual Ana Branche del gobierno del entonces Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon. En aquella época, fuimos contratados por el empresario y periodista Julio E. Sanchez Vanegas, dueño de Producciones JES, para un programa de dos horas en vivo y en directo, a través del Canal 7. Este especial fue transmitido a toda la audiencia nacional, demostrando la existencia real de facultades paranormales como la Telepatía, la Psico-Kinesis y la Sanación Energética y Mental. Después de varias décadas, la CIA desclasificó archivos donde se evidencia la existencia de los poderes paranormales. La reflexión que nos deja estos hechos, es que a pesar de la crítica social, mediática y religiosa, los Psíquicos siempre hemos apoyado a los Gobiernos del Mundo, como lo destaca el artículo publicado por la Revista Semana
Edición N° 1814, el cual los invito a leer.
semana.com
Durante la Guerra fría la Inteligencia
estadounidense trató de sacar ventaja de todo, incluso de los poderes mentales
de Uri Geller, cuyas capacidades físicas validó en experimentos.
Series de televisión como el Superagente 86
(1965-1970) y películas como The Men Who Stare at Goats (2009) no exageraban.
En su afán por sacarle ventaja a la Unión Soviética, los servicios de
inteligencia estadounidenses no dejaron tema sin examinar ni teoría sin
explorar: buscaron recetas para tinta invisible, registraron movimientos de
vida extraterrestre y ovnis y llevaron a cabo análisis de las capacidades de un
‘mago’ autoproclamado con poderes mentales. Todo mientras analizaban
información dura sobre criminales de guerra nazis, examinaban maneras para
matar a Fidel Castro (con planes cómicos como tabacos explosivos y amantes
asesinas) y evaluaban información de vigilancia en plena Guerra Fría.
La semana pasada, la CIA desclasificó una
avalancha de información gracias a la acción de varios grupos activistas que
por años la presionaron apoyados en la Ley de Libertad de Información. La
persistencia funcionó y lograron su cometido: poner al alcance de la mano de
quien quiera analizarlos, vía internet, 930.000 documentos que suman 12
millones de páginas. La mayoría ya estaban disponibles, algunos desde 2000,
pero solo en cuatro computadores en College Park, Maryland, donde prácticamente
permanecían sepultados.
Así quedaron al descubierto varias
curiosidades que dan una idea de cómo procedía la CIA y de su manera de ver el
mundo. Por ejemplo, se destaca el programa StarGate, registrado en 32 páginas
con los respectivos dibujos de soporte del experimento, que solo llegó a su fin
en 1998. Este pretendía evaluar la efectividad de los poderes psíquicos y de la
percepción ultrasensorial de los seres humanos. Si funcionaba, consideraban
aplicarlo cerca de fortines soviéticos, para borrar información de disquetes y
computadoras e infligir daño en instalaciones y personas.
Para estas pruebas la CIA convocó a Uri
Geller, un psíquico de televisión famoso mundialmente en los años setenta. En
esa época Geller, israelí de nacimiento, salía con frecuencia en programas de
televisión en Estados Unidos y en Reino Unido (incluso vino a Colombia), y si
bien los escépticos lo criticaban ferozmente, dejaba sin aire a las audiencias
cuando doblaba cucharas sin más herramientas que su mente. Es inevitable
comparar la experiencia de Geller con la del personaje ‘Once’, de la exitosa
serie Stranger Things de Netflix, una niña cuyos poderes mentales una agencia
gubernamental medía y quería explotar.
A instancias de representantes y
científicos de la agencia, del 4 al 11 de agosto de 1973, Geller se internó en
el Stanford Research Institute para someterse a las pruebas que le tenían
preparadas. Los experimentos no le dejaron duda a la CIA de “su convincente e
inequívoca habilidad perceptiva paranormal”. ¿Cómo lo comprobaron? Lo sentaron
en un cuarto aislado, a media milla de otro cuarto en el que varios agentes de
la CIA sacaban palabras de un diccionario y uno de ellos hacía un dibujo acorde
a la palabra. Cuando el dibujo, casi garabato, estaba listo, le avisaban a
Geller, que entonces ponía sus capacidades a prueba.
Primero escribieron la palabra firecracker
(petardo). El agente lo dibujó y lo pegó en la pared. Geller de inmediato
respondió: “Veo un cilindro, y ruido que le sale”. Dibujó su propia versión y
dejó boquiabiertos a quienes supervisaban pues resultó bastante parecido al del
agente. Procedieron entonces a confirmar con una segunda. El diccionario arrojó
“racimo” y el agente dibujó 24 uvas. Geller aseguró que veía “gotas de agua”,
luego corrigió y describió “círculos púrpura”. En el papel dibujó 24 uvas, tal
y como lo había hecho el agente. Si bien Geller se sometió a unos cuántos días
más de pruebas similares, no siempre acertó. Cuando no encontraba una imagen
clara se abstenía de participar.
Según Geller confesó en
entrevista con el diario The Daily Telegraph, “otra agencia internacional me
pidió matar a un cerdo con mi mente. Probablemente querían ver si era posible
hacer lo mismo con Yuri Andropov, quien dirigía la KGB”. En efecto, Geller asegura
que en The Men Who Stare at Goats, cuando George Clooney miraba fijamente a una
cabra para matarla con su cerebro, “básicamente me interpretó a mí”. A pesar de
que los resultados nunca fueron suficientemente confiables, los responsables de
la CIA persistieron en el programa hasta 1998. Aún no está claro qué tanto
funcionó.
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