Baruch de Spinoza, fue un filósofo neerlandés, hijo de
judíos españoles que migraron a los Países Bajos. Estudió hebreo y la doctrina
de Talmud. Curso estudios de teología y comercio, debido a la fuerte influencia
que ejercieron sobre él escritores como Descartes y Hobbes. Decidió retirarse a
Ámsterdam hasta su muerte en 1677.
Sus teorías y conocimiento, se basaron en
la identificación de Dios con la naturaleza (Deus sive natura), "aquello que
es en sí mismo y se concibe por sí mismo", por lo que solo podía
existir una sustancia: la divina. El hombre al estar dotado de cuerpo y alma,
conoce y se compone de ambos atributos: Dios y la naturaleza, es decir extensión
como pensamiento. De ahí, su visión holística que considera que todo debe ser
analizado en conjunto y no en partes separadas, el todo es inseparable.
Razón por la cual, Spinoza se inspiró para
escribir un texto y así revelar según su visión la verdadera relación con Dios. A pesar de la lucidez y amorosa intención del autor, han pasado siglos y el
ser humano continua preso emocional de los prejuicios morales y religiosos.
Personalmente me identifico con esta libre, sincera y auténtica relación directa
con mi Poder Superior. Este es el texto para su reflexión.
Dios hubiera dicho:
“Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el
pecho! Lo que quiero que hagas es que
salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y
que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.
¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y
fríos que tú mismo construiste y que
dices que son mi casa.
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los
ríos, los lagos, las playas. Ahí es en
donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca
te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu
sexualidad fuera algo malo.
El sexo es un regalo que te he dado y con el que
puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu
alegría. Así que no me culpes a mí por
todo lo que te han hecho creer.
Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras
sagradas que nada tienen que ver
conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los
ojos de tu hijito… ¡No me encontrarás en
ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a
mí como hacer mi trabajo?
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te
critico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
Deja de pedirme perdón, no hay nada que
perdonar. Si yo te hice… yo te llené de
pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de
incoherencias… de libre albedrío ¿Cómo
puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte
por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un
lugar para quemar a todos mis hijos que
se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios puede hacer eso?
Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de
cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte,
que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no
quieras para tí. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.
Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un
escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el
paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni
castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un
registro.
Eres absolutamente libre para crear en tu vida un
cielo o un infierno.
No te podría decir si hay algo después de esta
vida, pero te puedo dar un consejo. Vive
como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de
existir.
Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la
oportunidad que te di.
Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a
preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?… ¿Te
divertiste?… ¿Qué fue lo que más
disfrutaste? ¿Qué aprendiste?…
Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar,
imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que
me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando
acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.
Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees
que soy?
Me aburre que me alaben, me harta que me
agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de
tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?… ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de
alabarme.
Deja de complicarte las cosas y de repetir como
perico lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí,
que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué
necesitas más milagros? ¿Para qué tantas
explicaciones?
No me busques afuera, no me
encontrarás. Búscame dentro… ahí estoy, latiendo en ti.”
Comentarios