Cortesía Sid Leigh
Hoy
con mi alma en paz, comprendo que he
vivido estos años, que me acercan a un esperado otoño como quien se entrega al
viento, con el alma abierta y los brazos listos para celebrar la vida.
Hoy
con mi alma en paz comprendo la importancia del amor que siempre ha estado
presente en mi camino…
Recuerdo
con bastante claridad, las muchas veces que amé con ilusión y pasión,
entregándolo todo y recibiéndolo todo…
Llenándome
de alegría con aquellos cálidos abrazos, suspiros y besos que me nutrían el
alma, aunque algunos de ellos también
con sus mentiras me golpearon y la entristecieron.
Hoy
con mi alma en paz comprendo…
Las
eternas noches vividas con aquellas benditas compañeras del camino, que me
enseñaron a amar y a perdonar…
También
hoy recuerdo aquellas otras madrugadas en que desperté solo, en medio del
silencio que me abrumaba al descubrir que la ansiedad y la oscuridad eran mi
sombra y a todas partes me seguían.
Hoy
con mi alma en paz comprendo…
Que
el amor me enamoró, al reflejarse en los corazones de las mujeres que me dieron
su amor, sus ilusiones y sueños los cuales sin duda fueron construidos desde la
orilla de la esperanza.
¿Cómo
olvidar esos maravillosos momentos donde el amor me iluminaba con el destello maravilloso
de un relámpago en mi propia oscuridad?
Hoy
con mi alma en paz también comprendo…
El
sentido de las lágrimas derramadas y aquellas
despedidas que me enseñaron que
el dolor es parte del viaje hacia mí mismo, para descubrir que perder es ganar y, a veces, dejando
de lado los deseos y las ilusiones, es
cuando empezamos a crecer.
Hoy comprendo,
que he recorrido el mundo de los sentimientos y las emociones, con la
curiosidad de un niño y el vigor de un hombre y que cada encuentro de amor fue
un mapa nuevo con senderos de gozo y barrancos de desilusión.
Hoy,
transitando en esta nueva etapa, miro hacia atrás y no tengo culpas ni
arrepentimientos, porque cada herida me
hizo quien soy, y cada hora de dicha
compartida valió la pena. Y que la batalla mejor librada fue no dejar que el
desamor me quitara la fe en el amor…
Por
eso hoy, recibo un nuevo año con esta edad que muchos temen, (y que para mí es
la mejor de todas) y me siento más vivo, sereno, humilde y pleno que antes. Sin duda, soy capaz de seguir amando
como aquel primer día en que conocí esta emoción llamada “Amor” un fuego que
nunca se apaga y que siempre estará en mí, en ti y en todos.
El
amor es la esencia y la fuerza con la que todo fue creado, y tratar de entenderlo
es lo que menos importa.
Por
eso y con mi alma en paz comprendo que soy feliz, porque he descubierto que la
vida, con todos los problemas, paradojas y desafíos, siempre me ofrecerá nuevas
oportunidades para renacer…
Y
ese milagro ¡nunca dejará de sorprenderme!
Hoy,
en este eterno presente…
Me doy
cuenta que tengo amor propio, que soy mi mejor amigo y me siento cómodo
habitándome y cuidándome desde un nueva actitud más tranquila y serena, gozando
de una plenitud que antes no reconocía.
Hoy
con mi alma en paz, comprendo que cada cicatriz cuenta una historia, y soy el
protagonista de cada una de sus páginas y puedo en cualquier momento cambiar el
final.
En
realidad, soy el dueño de mi destino…
Sé
que soy en el presente un mejor ser humano libre de aquellas cadenas
emocionales que me impedían amar sanamente. Hoy, no necesito de la manipulación
emocional, del ego enfermo ni tampoco
del reconocimiento o la fama para ser feliz.
Qué
alegría haber recuperado mi dignidad personal, a veces extraviada por los
impulsos, la fogosidad y el temor al abandono de aquellas que intentaron convertirme en lo que yo no era.
Hoy,
ha llegado el momento de afirmar que he sido fiel a mí mismo y a nadie le
entregué el control de mi vida y la libertad de elegir quien soy.
Hoy
con mi alma en paz comprendo, el sentido de haber vivido, amado y sufrido, y a pesar de todo, encontrarme en mi mejor
momento, gozando del milagro de estar vivo, no obstante, aceptando que en
cualquier momento seré llamado a abrir la puerta a una nueva vida en otro plano
de la dimensión del ser.
Entonces,
en ese mismo instante, llegaré a la última estación de mi destino en esta vida
y con mi alma en paz, regresaré a mi verdadero hogar: rebosante de eternidad, renovación
e infinito amor.
Bogotá,
octubre 2/24
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