¿Está usted enamorado?

  

Por: Armando Martí - Miembro de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) y miembro de la Asociación Colombiana de Prensa.

El pasado fin de semana, sintiendome congestionado de las noticias nacionales e internacionales, cargadas de violencia, guerra, crisis económica, política, corrupción y desastres naturales, quise mitigar estos nocivos efectos que reconozco son parte de la misión periodística por informarnos y para el efecto, me senté cómodamente y por varias horas en la biblioteca de mi apartamento, encendí la pipa que siempre me acompaña deleitandome con su aroma, y leyendo uno de los libros del profesor Francesco Alberoni titulado: Enamoramiento y Amor, logre sosegarme totalmente.

Con un sencillo pero profundo lenguaje, el autor nos explica cual es la diferencia entre amor, enamoramiento, infidelidad, arrebato erótico y hasta la tentativa amorosa. Alberoni es famoso por sus estudios sobre los sentimientos, los movimientos colectivos, los valores y virtudes, que inspiran a las personas y a las parejas.

Así mismo, es columnista del periódico del Il Corriere Della Sera, profesor de sociología en la Università San Pío V de Roma, además de ser un gran escritor. Entre sus obras publicadas figuran: Lecciones de Amor, Las razones del bien y del mal, El arte de liderar, El erotismo, Sexo y Amor y El primer amor entre otros.

Hoy quiero compartir con ustedes, algunas ideas del profesor Francesco Alberoni, con el ánimo de que ustedes investiguen y encuentren, respuestas confiables y liberadoras, sobre la fuerza que mueve al mundo: el amor y lo que le da sentido a la vida: la pareja.

¿Por qué nos enamoramos?

Porque nos sentíamos insatisfechos, inquietos y solos, pero no obstante llenos de vida y dispuestos para un nuevo encuentro, para renacer libres y felices. El enamoramiento aparece cuando el individuo se siente oprimido, desanimado, encerrado, imposibilitado para expresar su potencial y, al mismo tiempo, al encontrar a otro en su misma situación, se abre, se libera y florece.

Para hacer florecer las flores es necesario quitarle el agua. La planta, ante el peligro, abre sus pétalos, esparce su polen y genera nueva vida. Se enamora el joven que deja a su familia y se enfrenta al mundo, se enamora quien ha cambiado de ciudad y de trabajo y corre hacia lo nuevo. Se enamora quien descubre que vive una vida demasiado estéril y vacía, y siente arder dentro de sí el anhelo de una felicidad que todavía no conoce.

¿Enamorarse es una necesidad?

Además de una necesidad, es una gran fuerza la única capaz de establecer vínculos fuertes fuera de la infancia y de la familia. Dos personas que no se conocían de nada, al enamorarse, se vuelven indispensables la una para la otra.

Es un fenómeno desconcertante, una experiencia única, un trastorno radical de la sensibilidad, de la mente y del corazón. Se produce una transfiguración del mundo, una experiencia de lo sublime. Es locura, pero también el descubrimiento de la propia verdad y del propio destino. Es hambre y deseo, pero, al mismo tiempo, impulso, y olvido de uno mismo.

¿Nos enamoramos de alguien parecido o diferente a nosotros?

Ni de uno ni de otro, y de ambos. Porque nos enamoramos de quien nos llena, nos enriquece y, luego de algún modo debe sernos afín para brindarnos cosas que podamos asimilar, pero también distinto y, hasta cierto punto incluso opuesto para brindarnos aquello que no tenemos y permitirnos cambiar.

Entonces ¿de quién nos enamoramos?

De la persona que, en el singularísimo periodo en el que estamos, predispuestos a enamorarnos, con su comportamiento, sus sentimientos, con sus valores, su impulso, su calor, su inteligencia, sus ganas de vivir, su belleza, con el placer que nos hace sentir, nos da a entender que, juntos, podremos realizar nuestros deseos más intensos y esenciales, incluso los prohibidos, los que no hemos tenido el valor ni de confesarnos a nosotros mismos.

Aquélla con la que podemos colmar todos los vacíos de nuestra alma, desarrollar todo nuestro potencial. Al mismo tiempo sentimos una atracción irresistible y la necesidad de fundirnos espiritual y físicamente con ella.

Es sorprendente con que rapidez la gente se enamora y desenamora.

En realidad, el enamoramiento, como toda transformación radical en la vida, aparece solo una vez o nunca. Muchas personas creen estar enamoradas cuando en realidad no lo están. Pueden tener un fuerte interés erótico por otra, pensar en ella continuamente, pasar horas felices a su lado. Y, al cabo de cierto tiempo, perder este interés porque en el fondo se sienten satisfechas.

En otros casos, el motor es una desilusión, el desasosiego que lleva a querer probar un nuevo amor. Otras veces es el deseo de poder, de éxito, de ser admirados o envidiados por estar junto a una persona rica o poderosa, o las ganas de escapar del aburrimiento y la trivialidad.

Pero ¿eso no es enamoramiento?

No. Es una revolución de las bases estructurales cotidianas, no unas vacaciones de las mismas. Por eso, cuando la gente se enamora y se desenamora con tanta facilidad, en realidad es que nunca se había enamorado. Usaba el lenguaje del amor-pasión para hacer más plena y entrañable una experiencia que de otra manera habría sido insípida.

Si se ama con locura ¿por qué me atrae otra persona?

Si hay posibilidades de que eso ocurra, tanto en el hombre como en la mujer. Por ejemplo la mujer le fascina sentirse deseada y conquistada, y luego elegir si o no. Si está enamorada su elección ya está hecha, y rechaza cualquier propuesta.

Pero si descubre que su hombre se acuesta con otra mujer estalla en cólera como reclamando un derecho propio. En este caso no son celos ni sentimiento de posesión, sino la certeza de que esa carga erótica  que él utiliza para conquistar a otra mujer fue dada por su propia esposa, ya que ella con su amor, es quien le ha proporcionada la energía vital para su conquista.

Por otro lado el hombre conquista y propone. Cuando está enamorado, todo el mundo le parece hermoso y encuentra en todas las mujeres algo que se parece a su amada. Paradójicamente el hombre está disponible a encuentros eróticos, si la otra mujer lo seduce y lo invita.

Èl no toma la iniciativa, pero puede ceder a la seducción. Pero este impulso erótico desaparece en cuanto piensa que puede perder el amor de su amada, y recobra inmediatamente el erotismo por su verdadera pareja.

Finalmente ¿cuales son las reglas para que una pareja perdure en el tiempo?

Me vienen cuatro a la cabeza.

La primera es la regla de la amabilidad: tratar siempre bien al otro, no insultarle, no reñirle por tonterías, procurar comprender sus gustos, no imponerle los propios, respetar sus creencias políticas y religiosas.

La segunda es la regla del placer sexual: hacerle sentir deseado y hacerse desear. Intentar saber lo que le gusta, hacérselo contar con la debida delicadeza. No fingir un placer que no se siente porque se le encamina por una senda equivocada. No temer mostrarte ardiente de hacerle sentir muy amado.

La tercera es la regla de la variedad: evitar la monotonía, inventar nuevas maneras de estar juntos, crear también espacios de libertad, no ser opresivos. También cambiar la manera de vestir, el maquillaje, observando lo que le complace, lo que lo excita, lo que le hace sentirse orgulloso.

La cuarta es la regla de la entrega: ser fiel, leal, ayudarle hasta el final en la dificultad, en la enfermedad. Responder de inmediato a su demanda de ayuda. Si se respetan estas cuatro reglas, la pareja puede durar mucho tiempo.

Lecturas Recomendadas de Francesco Alberoni de la editorial Gedisa: 

• Enamoramiento y Amor.
• El primer amor.
• Sexo y amor.
• El árbol de la vida.

@armandomarti1