Es
normal que existan problemas, diferencias y obstáculos en las relaciones de
pareja, lo anormal sería que no existieran, sin embargo, si se llega a una
racha de situaciones negativas y conflictos constantes hay que estar en la
capacidad de reaccionar y evaluar aspectos tales como, discusiones repetitivas
que se salen de control, mayor sufrimiento que felicidad y más actitudes
negativas que positivas. Si estas características están presentes en una pareja
definitivamente es una relación tóxica.
Las
constantes peleas que parecen nunca terminar poco a poco se convierten en un
círculo vicioso y crean una rutina de competitividad íntima, lo peor, es que
parece imposible ponerle fin a este tipo de relaciones. Poco a poco se genera
una dependencia emocional al normalizar situaciones de dolor, creyendo que no
se puede vivir sin el otro, convirtiendo así el sufrimiento en rutina -en
psicología se denomina relaciones patológicas a este tipo de vínculos-.
Es
común que las relaciones tóxicas en su mayoría no tengan profundas bases, estabilidad
y tampoco momentos naturales de felicidad. Esta limitación se da por un bloqueo
producto de personalidades adictivas con tendencias a apegos emocionales sin
lograr reconocer la obsesión en la que están inmersos. Surge entonces, una mala
gestión de la afectividad e inteligencia emocional, en la que los miembros de
la pareja generan situaciones frustrantes y agobiantes día a día, ya que cada
uno deja sus expectativas personales en manos del otro, adquiriendo de esta
forma un estado de completa vulnerabilidad emocional.
Esta
problemática radica en que la persona evade la responsabilidad de su propio
bienestar, pues ha adquirido una codependencia que no le permite adoptar una
individualidad ni mucho menos una libertad personal, programando
inconscientemente su cerebro para cometer los mismos errores una y otra vez
(auto-sabotaje). Es en este punto en el que la persona se ha convertido en la
principal víctima de su despersonalización, falta de voluntad e incapacidad
para decidir por sí mismo.
Estos
desequilibrios afectan los tres ejes del amor que necesita desarrollar el ser
humano a lo largo de toda su vida; el Eros, el Filios y el Agape.
El
amor Eros es el amor de pareja, de romanticismo y deseo, está basado en la
satisfacción sexual y en la atracción física. El amor Filios hace referencia a
lo fraternal y a la amistad, es un amor para compartir con todos, requiere de
cariño, paciencia y apoyo. Finalmente el Agape proviene de la fuerza divina y
sobrenatural, es la conexión más profunda de los tres amores pues involucra el
corazón, la mente y la voluntad, con este amor no se espera nada a cambio, por
el contrario se siente una plenitud de paz y serenidad.
Ahora
bien, ¿Cómo se relacionan las relaciones de pareja tóxicas con los amores Eros,
Filios y Agape?
Podríamos
entonces deducir que el amor Agape es de índole personal, el Filios familiar y
el Eros de pareja, pero no es así. Los tres amores son fundamentales en una
relación íntima, ya sea de novios o esposos y aunque el Eros es el amor que
está destinado únicamente a la vida en pareja, en ella, también es fundamental
e incluso más importante la construcción del amor Filios y Agape.
El
amor Eros es lo que popularmente se conoce como “química”, es instantáneo e
inestable, como una llama de fuego, se puede mantener pero su inicio es automático.
Es como una ráfaga de energía que hace sentir “completa felicidad” a la pareja,
sin duda, es fundamental para lograr una relación íntima pero lamentablemente
no es constante ni duradero, pues basa su fuerza en el impulso básico sexual,
de atracción, curiosidad y en la incertidumbre de conocer al otro. Este amor
surge fácilmente y puede ser muy efímero si no se desarrolla en conjunto con el
amor Filios y Agape.
La armonía
de una relación de pareja depende profundamente del fortalecimiento continuo de
una amistad, basada en la sinceridad, comprensión y diversión. Desde esta
construcción es ideal sentir seguridad y amor tanto en el sexo o actividades de
ocio (cine, vacaciones, salidas a comer, etc) como en situaciones de rutina o
de conflicto. La amistad verdadera proviene del amor Filios y ayuda a entender
al otro como un ser que comete errores, alejando ese deseo de idealización y exageradas
expectativas por encontrar la perfección en nuestra pareja.
Cuando
hay complicidad mutua es más fácil aceptar al otro tal y como es, sin pretender
cambiar sus actitudes, paralelamente fluye también un amor incondicional con
disposición para una mejora continua, el cual surge por iniciativa propia y no
por reclamos e inconformidades de la pareja.
Ya explicado
el amor Filios se puede comprender su importancia en una relación íntima, pues
las parejas que no desarrollan este amor terminan muy pronto la relación al
convertirla en tóxica. El amor Filios beneficia la convivencia y ayuda a
mantener una relación estable y madura para lograr un despertar esencial hacia al
descubrimiento del amor Agape.
Todas
las relaciones que llegan a estar inmersas en círculos negativos han debilitado
su amor Filios, pero también han obstruido su amor Agape, pues si cada uno no
ha evolucionado espiritualmente de forma individual y no ha fortalecido su
interior, al unirse van a generar un vínculo desde el vacío afectivo,
ejerciendo paralelamente una pésima gestión emocional caracterizada por el ego,
el dominio y control sobre el otro.
Para
concluir, vale la pena enfatizar que la principal causa de una relación tóxica es
la persona, como individuo, pues sus carencias emocionales son descargadas en
el otro, ya que hay un grado de superficialidad y temor al cambio, se
identifican allí los actores dañinos que perjudican con su energía la relación
y los pasivos que son incapaces de salir de ella (Victima- victimario,
juez-jurado y verdugo). En definitiva, detrás de cada relación tóxica hay dos personas
disfuncionales que necesitan conocerse a sí mismos y buscar una ayuda
profesional con herramientas confiables como las del Coaching Essencial y de
vida para lograr evaluar su interior y corregir los defectos de carácter que
impiden una relación de pareja sana, natural, vital y equilibrada.
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