Por: Armando Martí
“Recordar es volver a vivir”, estas nostálgicas pero a la vez evocadoras palabras, nos hacen
rememorar instantes, sentimientos y recuerdos condensados en la vida. Al
comprender la naturaleza trascendental del hombre, más allá de lo efímero y
pasajero de la existencia, sabemos que estamos compuestos de energía pura, la
cual no se destruye pero sí se transforma constantemente en miles de
posibilidades, pues habitamos en un espacio/tiempo multidimensional.
Por eso las corrientes espirituales
orientales especialmente la tibetana cuyo líder es S.S Dalai Lama el único
avatar viviente de esta época con 14 reencarnaciones, afirman que la mente y
todo su contenido permanecen intactos aún después de fallecer, y para seguir con
el proceso de evolución interna el alma transmigra (migra a través de) ciertos
atributos psíquicos a otro cuerpo hasta alcanzar la iluminación y unión con la
energía suprema, siendo la muerte una estación necesaria de esta transformación.
A esto también se le conoce como reencarnación o vidas pasadas, inclusive los
griegos acuñaron el término metempsicosis
(meta = después y psyche = alma) para hacer alusión al
tema.
Grandes personalidades de
occidente, se sumaron a la creencia de esta clase de fenómeno. Por ejemplo,
Platón afirmaba que el alma antes de nacer escogía su vida, el filósofo alemán
Schopenhauer planteó una visión dual entre la voluntad (el mundo real) y la
representación (ilusión), en la que la reencarnación era parte de una trama
ilusoria del hombre para trascender. Así mismo, el psiquiatra y bioquímico
canadiense Ian Stevenson a lo largo de 40 años estudió y documentó
metódicamente, cerca de tres mil casos de niños entre los 2 y 4 años que
parecían recordar experiencias de otras vidas. En sus conclusiones, se observó
como un 35% de los niños tenían marcas de nacimiento, en muchos casos asociadas
a lesiones sufridas por el individuo muerto, al igual que datos concretos de
eventos o personas cercanas, evidenciando la capacidad para retener y procesar todavía
estos pensamientos.
Uno de los métodos más utilizados
hoy en día para acceder a esta información del inconsciente es la hipnosis
regresiva, una relajación profunda que induce a la persona a un estado alterado
de la conciencia, ni completamente dormido ni completamente despierto, es decir
a un nivel alfa de frecuencias donde ambos hemisferios del cerebro laboran en
conjunto, para que a través de los recuerdos se puedan resolver conflictos,
traumas y síntomas, logrando una mejor calidad de vida.
Hace 24 años, yo fui uno de los
pioneros en Colombia de esta técnica al organizar un congreso mundial llamado
“Nueva Era 93”, donde convoqué a médicos especialistas, psicólogos,
psicoterapeutas, psiquiatras, investigadores del comportamiento humano y
chamanes, a un espacio donde se generó un debate acerca de estos métodos
alternativos de sanación y los beneficios para la salud física, mental,
emocional y espiritual del ser humano. Así lo registro el periódico El Tiempo, en un artículo titulado: El Dilema de la Hipnosis (http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-272941)
En algún momento hemos
experimentado sensaciones de cercanía, fluidez, afinidad y conocimiento con alguien
o respecto a algo, que desde una parte racional no se puede explicar. A continuación,
algunas señales de que puede estar recordando cosas de sus vidas pasadas:
1. Sueños recurrentes con
lugares o personas, que nunca antes había conocido.
2. Sueños premonitorios e insistente
intuición acerca de qué debe hacer o evitar.
3. Ha tenido más de un déjà
vu, es decir procesos de familiaridad con un sonido, olor, sabor, persona u
objeto.
4. Misteriosa afinidad por
ciertas personas, culturas o etapas de la historia.
5. Experimenta en ocasiones
temores o fobias injustificadas o desmedidas, que nunca antes había detectado.
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