La mayoría de las
enfermedades se originan en el inconsciente, que funciona como una
especie de sótano donde se almacenan las experiencias más dolorosas,
desagradables y traumáticas que han ocurrido a lo largo de la vida especialmente
en la infancia, así como también los miedos, las culpas y mentiras que nos
acomplejan y avergüenzan.
Al reprimir estas emociones, el cuerpo
va generando diferentes mecanismos de alerta como respuesta a una somatización
del estrés, la angustia y la ansiedad, que producen alergias, afecciones
inmunitarios, úlceras y enfermedades crónicas. Es nuestra responsabilidad aprender
a cuidar de nosotros mismos viviendo un día a la vez, buscando espacios de
tranquilidad y silencio, para reconectarse con la esencia de la existencia, en
donde la meditación y la oración son instrumentos de calma y armonía, que permiten transformar los hábitos
negativos en un bienestar estable y duradero.
El equilibrio y la sobriedad, son los
mejores remedios para lograr el equilibrio interior y la salud integral. Recuerden,
un corazón alegre multiplica la salud y aumenta la calidad de vida, pero una
actitud pesimista y egocéntrica amarga la existencia. La paz sanadora es una
gracia espiritual, enfócate en lograr una nueva conexión con el mejor médico del
Universo: nuestro amoroso e incondicional Dios.
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