Por: Armando Martí
El fin de año es una fecha significativa, pues representa la oportunidad
de volver a empezar, corrigiendo todas aquellas acciones que afectaron el
bienestar integral. Madurar es crecer y crecer espiritualmente es superar las
diversas supersticiones, agüeros y rituales mágicos, que se utilizan como
resultado de una necesidad inconsciente de protección y control ante la
incertidumbre del destino. Al igual que muchos, yo llegué a depositar mi fe y
seguridad en estas creencias ilusorias desde mi ego enfermo, pagando a
cualquier precio a personas misteriosas, gurús y adivinos llenos de rituales y
secretos. Hoy, después de un largo camino enmarcado en la reflexión y la fe crítica,
he podido despertar a una realidad, en donde soy responsable de mis decisiones.
Para esto, la solución más sostenible y menos decepcionante a largo plazo, es iniciar
un proceso serio de introspección por medio de una disciplina mental y entrenamiento
de la voluntad, alcanzando el conocimiento personal.
Evaluar las conductas con una perspectiva compasiva, alejado del miedo,
la frustración, la culpa y el resentimiento, ayuda a identificar los patrones de
comportamiento que interfirieron desarmónicamente en la consecución exitosa de
los objetivos trazados. Transformar esta actitud, reside en la capacidad de confrontar
los errores más profundos, para salir de la fantasía y aceptar el presente,
logrando corregir hábitos malsanos. Las equivocaciones y desaciertos del año,
fueron los mejores regalos y maestros que forjaron a un buscador más
trascendido y auténtico para descubrir de qué se trata la vida.
Querido lector, es tu derecho natural querer que el próximo año sea
diferente e indudablemente puede suceder, pero sin expectativas exageradas ni desbordados
sentimientos de inmediatez infantil. Recuerda, un proceso de cambio es paso a paso,
sin prisa pero sin pausa. Mi deseo es que emprendas un muy feliz, próspero,
productivo y amoroso 2018, lleno de experiencias para conocerte a ti mismo y
saber el tesoro divino que guardas en las profundidades de tu ser, desprendiéndote
de todas aquellas cosas, situaciones y personas nocivas, que impiden la
evolución del alma. No olvides de servir a los demás y desde una bondadosa
intención hacer obras de caridad, nutriendo día a día los lazos de hermandad
que nos unen en el mundo; por encima de todo preserva tu centro espiritual, sin
importar los vicisitudes o pruebas de la vida, para que puedas permanecer en
paz, sereno y lleno de esperanza en compañía de un Poder Superior. A
continuación quiero compartir una serie de preguntas, que ayudarán a tu
“Viajero Interior” en la autoevaluación y proyección de los siguientes 365
días:
- ¿Qué es lo que realmente esperas del 2018?
- ¿Qué patrones de pensamiento y conductas te están impidiendo alcanzar
tus propósitos económicos, laborales y afectivos?
- ¿Qué podrías hacer diferente?
- ¿Qué cosas estarías dispuesto a sacrificar?
- ¿La vida que actualmente llevas te ayudaría a conseguir tus sueños?
- ¿Cuál fue tu mayor aprendizaje y crecimiento durante el 2017?
- ¿En qué experiencias encontraste tu sentido de vida?
- ¿Cómo sería tu vida si no tuvieras miedo de cambiar las creencias que
te impiden ser feliz?
- ¿Recuerdas las veces que te has sentido realmente vivo, lleno de
pasión y energía para lograr lo que te propones?
- Si te quedara un solo día de vida ¿qué harías?
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