Fotografía: Armando Martí
Por: Armando Martí
En ocasiones la fantasía, la magia e
incluso los eventos paranormales pueden cobrar vida para nuestros sentidos,
pero ¿cuál es la delgada línea que divide estas dos realidades? Una de estas
aparentes y misteriosas cualidades es la psicoquinesia o telekinesis, que
consiste en la capacidad de mover objetos a distancia con la fuerza del
pensamiento, también se puede manifestar en estados de crisis nerviosa y ante
situaciones de peligro reales o imaginarias, por medio de un fluido energético conocido
como energía biótica, una corriente de diferentes intensidades que emana el
cerebro formando campos electromagnéticos.
Desde la antigüedad, el hombre siempre ha
buscado dentro de sí mismo características sorprendentes, que pueda plasmar en
misteriosos poderes mentales, como una necesidad de lograr un vínculo con lo
divino para ganarse la atención y el favor de los dioses. Así lo han plasmado a
lo largo de la historia, importantes pensadores, investigadores, escritores y directores
de cine y televisión, quienes le dieron vida a estas esferas enigmáticas de la
humanidad, a través de personajes icónicos.
Por ejemplo, William Shakespeare en su
obra La tempestad, narra como el mago
Próspero quien se encuentra atrapado en una isla debido a la traición de su
hermano malvado, utiliza su poder psicoquinético y conjura una monstruosa
tormenta que hace que el barco de su hermano se estrelle contra la isla. Este
maravilloso relato, trescientos cincuenta años después, fue la idea central
para el desarrollo de un clásico de ciencia ficción llamado Planeta Prohibido, que sería la
inspiración de Gene Roddenberry para la creación de la serie Star Trek.
Así mismo, la psicoquinesis se
convertiría en el increíble poder de la sociedad de los Caballeros Jedi en la aclamada
saga de La guerra de las galaxias, con
su frase “Que La Fuerza te acompañe” y también en el argumento de la exitosa
novela de terror Carrie del escritor
Stephen King, en donde la protagonista que sufre de problemas emocionales y
vive con su madre fanática y reprimida, decide asistir al baile de graduación
pensando que iba a ser coronada reina, cuando en realidad era una trampa de algunos
de sus crueles compañeros para echarle sangre de cerdo. Como venganza por haber
arruinado tan esperada noche, Carrie termina incendiando la escuela con sus
poderes.
Cuando creíamos que estos mundos sólo
eran concebidos en la ficción, durante los años 70 hubo un boom con respecto a
los temas paranormales y las habilidades psicoquinéticas. Uno de los grandes
expositores fue el famoso psíquico y mentalista israelí Uri Geller conocido por
su fascinante poder para doblar cucharas, descubrir pozos petroleros y leer el
pensamiento, y quien enfrentó una dura controversia en la televisión
norteamericana en el show de Johnny Carson en 1973, cuya pretensión era la de revelar
el truco detrás de ese aparente poder, razón por la cual, el presentador contrató
los servicios del Sorprendente James Randi, un mago profesional que se
encargaba de desenmascarar a impostores que decían tener poderes psíquicos. Randi
le recomendó a Carson que llevara sus propias cucharas y las hiciera examinar
antes del espectáculo. El día del show en vivo, Carson sorprendió a Geller al pedirle
que doblara sus cucharas; cada vez que lo intentaba fracasaba, pues según él,
la energía del mago era mal intencionada y bloqueaba su actuación.
Uri Geller desde pequeño registró
manifestaciones paranormales, a diferencia del mago Randi que conocía los
secretos y trucos propios de esta profesión. Geller permanecía conectado a un
equipo que le controlaba las pulsaciones cardiacas y la presión arterial, pues doblar
cucharas lo fatigaba, siendo esta una las posibles causas por las que empezó a
usar los trucos de Randi para maravillar al público incrédulo.
La diferencia entre ellos dos, es que
Randi fue radical en juzgar la psicoquinesis y Geller en no aceptar que supuestamente
a veces utilizaba ciertos trucos, cuando estaba agotado por la presión y el
estrés. En el fondo su error fue el de convertir su don en una empresa que le
reportaba muchos ingresos económicos. Al comercializar esta fuerza, su brújula
nerviosa que era bastante sensible y débil, colapsó y terminó presentando
graves cuadros clínicos de trastorno alimenticio. La combinación de la ambición
y el ego, lo llevaron a esta crítica situación, cuya moraleja fue aprender que
nadie es un Superman de la mente y que al intentar sobrepasar ciertos límites
naturales, el cuerpo cobra estos actos imprudentes.
Bogotá - Colombia, Diciembre 9 de 1979.
Mis experiencias paranormales con Uri
Geller fueron muy convincentes, tanto así que lo invité a Colombia al Primer
Congreso de Fenomenología Psíquica auspiciado por el Centro de Control
Psicobioenergético y la productora JES del entonces empresario Julio E Sánchez
Vanegas, que transmitió en vivo, durante dos horas por el Canal Inravisión,
este evento donde millones de colombianos pudieron comprobar la autenticidad en
cada una de sus intervenciones, avaladas por la investigadora francesa Yvonne
Duplessis, la neurocirujana Olga de Heredia, el médico Reynaldo Escalante,
otras personalidades del mundo científico y destacados periodistas, demostrando
que la telekinesis existía al abrir flores marchitas, arreglar relojes dañados,
doblar cucharas y sanar a distancia como lo realizó el psíquico sanador Dean
Kraft. Actualmente Geller tiene demandado ante las cortes americanas al mago
Randi, esperando el veredicto legal para clarificar esta situación.
Recordemos que los fenómenos psíquicos
contienen un componente altamente emocional, por eso es que en ocasiones no es
posible replicarlos en los laboratorios basados únicamente en los métodos
cuantitativos y cualitativos. Los psíquicos son espontáneos y los poderes
mentales parecen romper paradigmas y estándares de control científico, descontrolando
a veces las mentes rígidas de algunos cientificistas y otras caracterizadas por
el fanatismo religioso.
De igual manera, la ciencia empezó a
mostrar una inclinación más profunda para tratar de entender el potencial de
estas destrezas mentales. Una pionera en el tema era la profesora Gertrude
Schmeidler y presidenta de la Asociación de Parapsicología, quien después de
realizar varios experimentos controlados en el Instituto Rhine de la
Universidad de Duke con psíquicos y mentalistas de la época, descubrió tras el
análisis de los datos, que era difícil encontrar a una sola persona que pudiera
desarrollar estas pruebas psicoquinéticas en diferentes tiempos y espacios.
Fue tanto el interés que despertaban
estos eventos, que en 1988 el Ejército de los Estados Unidos le pidió al
Consejo Nacional de Investigación, buscar cualquier posible ventaja sobre las
tropas enemigas incluyendo el poder psíquico. El Consejo Nacional de
Investigación, creó hipotéticamente una prueba llamada “El batallón de primera
tierra” formada por “monjes guerreros”,
que tendrían la capacidad de dominar técnicas como el abandono del cuerpo a su
voluntad, la levitación, la sanación psíquica y la psicoquinesia, concluyendo para
la opinión pública que: “130 años de
investigación, no han proporcionado ninguna justificación científica que apoye
la existencia de fenómenos parapsicológicos”, presentando a mi parecer unos
informes distorsionados, como los denunciados por Chris Carter autor de la
excelente serie de televisión “Los
expedientes secretos X”.
Estos temas, siempre serán controlados
por los servicios de seguridad de los gobiernos, pues los poderes mentales
especialmente la psicoquinesis son verdaderas armas psicotrónicas para la
defensa nacional. En la actualidad, las investigaciones continúan a través de
la CIA, el FBI, la KGB, el MI6/SIS y los servicios secretos chinos, entre
otros.
Concretamente, el cuerpo sólo puede
producir aproximadamente un quinto de caballo de potencia pero desde la física
cuántica es suficiente para realizar increíbles fenómenos telekinésicos, donde
gracias a los avances tecnológicos y la nanotecnología, podremos usar sensores
o microchips lo suficientemente efectivos, potentes y sensibles, para mover objetos
según las órdenes del pensamiento, logrando volver realidad el deseo de mejorar
nuestras vidas, trascendiendo a planos superiores de consciencia que influyen en la salud y bienestar integral de
cada uno.
El dominio de sí mismo y las fuerzas naturales,
es quizás uno de los deseos más buscados por el ser humano desde la infancia llena
de fantasías y superhéroes, la adultez simbolizada en el poder, la fama y la
fortuna, hasta finalmente equilibrarse en la madurez otoñal, encontrando la paz
y el sosiego interior de los monjes meditadores tibetanos o maestros de luz
espirituales, cuya fuerza interior es sin lugar a dudas el mayor poder del
universo.
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