Fotografía Armando Martí
Por: Armando Martí
La vida fluye normalmente en medio de sus altos y bajos, con alegrías y preocupaciones, éxitos y pérdidas. En ocasiones creemos que tenemos el poder de controlar nuestra existencia a pesar de que diariamente sufrimos pruebas que nos confrontan con las frustraciones, el cansancio, el estrés y las enfermedades. Esta limitada percepción ante los acontecimientos impredecibles del porvenir, despiertan en nosotros un sentido de conexión espiritual con una energía universal suprema, a la cual humildemente recurrimos cuando todo deja de tener sentido y sólo queda la esperanza de un milagro.
En el mundo los milagros son considerados como eventos extraordinarios, pues se encuentran ante los obstáculos de la mente racional abrumada por creencias limitantes y sobreinformación tecnológica, pero en realidad, son actos que hacen parte del ritmo de la creación al estar alineados con la triangulación de las fuerzas entre la fe (poder de convencimiento), la intencionalidad armónica con la realidad que se desea crear y la voluntad para realizar la acción directa, con el fin de que el milagro se manifieste a un nivel físico.
“A nadie le sucede nada que no le corresponda”,esto lo entendieron las antiguas civilizaciones desde los egipcios hasta los actuales estudios sobre milagros: siempre ha habido personas con la capacidad de convencer a otras y demostrar las posibilidades de curación, a través de la fe, un poderoso elemento que activa áreas del cerebro conocidas como núcleo accumbens, vinculadas a la sugestión debido a que se obtiene una recompensa que habilita una sanación de patologías causadas por traumas, angustias y miedos, es decir, el mismo mecanismo que genera el mal puede desactivarlo pues tienen una raíz psicosomática.
Entonces ¿qué es la fe? Para muchos es una virtud, que le brinda al hombre desde su inteligencia y voluntad propia la oportunidad de buscar un vínculo de gracia incondicional con una fuerza con la que cada uno se identifique llamada Poder Superior, cuyo fin no es imponer la verdad sino buscar la verdad desde el espíritu y la luz de la razón. Así lo aseguró el norteamericano Dean Hamer, un científico de la Universidad de Harvard y director de la Unidad de Regulación de la Estructura Genética en el instituto Nacional para el Cáncer, que la creencia en Dios está determinada por un diminuto gen llamadoVMAT2, incluso grandes personalidades espirituales como Buda, Jesús y Mahoma, compartían toda una serie de experiencias místicas probablemente condicionadas por este gen.
Es quizás esta una de las razones por las cuales al año, por ejemplo, se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, que llena de esperanza, amor y fe a millones de creyentes, encontrando en este misterio el sentido de la existencia; también el motivo para que las personas se congregan en Lourdes (Francia) y en Fátima (Portugal) y el porqué se rinde culto a las reliquias y restos mortales de seres humanos considerados como santos por la Iglesia Católica, que ayudaron a enfermos desahuciados de forma inmediata e inexplicable, todo impulsado por el vínculo sagrado y natural con el Creador.
La cotidianidad está compuesta de milagros, la vida misma es un milagro y a pesar de todos los posibles pronósticos seguimos en pie. Basta con silenciar la mente, detenerse por un instante y sumergirse en esta conexión del corazón para encontrar nuestro centro espiritual, aquel puente entre la razón, la fe y la esperanza. A continuación, algunas otras visiones sobre la estructura y esencia de los milagros:
1. Los milagros son expresiones de amor que se manifiestan a través de cada persona, sin importar sus creencias.
2. El verdadero secreto de los milagros es el amor y la confianza que los inspiran.
3. Jesús fue uno de los grandes generadores de milagros en la historia de la humanidad y continua siéndolo.
4. Todos los milagros significan vida y Dios es el dador de la misma, por eso no pueden estar bajo el control de nuestros requerimientos o dudas. Se dan en el momento más oportuno sin la imposición del ego.
5. Cada ser humano tiene derecho a los milagros pues son expresiones naturales de la armonía universal.
6. Los milagros son una forma de intercambio, que aportan amor al dador y al receptor. No es un espectáculo, es un misterio sagrado donde intervienen las fuerzas físicas y espirituales, para corregir un error o aliviar un dolor físico.
7. Los milagros son expresiones de perdón total, es el medio por el cual el hombre acepta el perdón de Dios y se lo extiende a otros, despertando la consciencia de que el espíritu y no el cuerpo son los vehículos de la verdad.
8. Un milagro reordena la percepción y coloca la fe en su auténtica perspectiva, de ahí que en este encuentro con Dios se logra la sanación.
9. El milagro es una bendición del Creador para todos, con el fin de alcanzar el bienestar integral y el sosiego interior.
En algunas de mis asesorías de autodescubrimiento, he podido observar que los milagros se manifiestan también, a través de las rehabilitaciones milagrosas en los grupos de apoyo de la comunidad terapéutica, para tratar adicciones como el alcoholismo, trastornos obsesivos compulsivos y codependencia afectiva, entre muchas otras. Su base es la creencia en un Poder Superior a sus egos y distorsionadas mentes, que les devuelve el sano juicio por medio de un despertar espiritual, logrando liberarse de las cárceles emocionales y comportamientos autodestructivos causados por este tipo de enfermedades disfuncionales. Algunos de sus lemas son: sólo por hoy, mantenlo simple, hazlo con calma y un día a la vez.
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