Fotografía Armando Martí
Por: Armando Martí
El vínculo que existe entre padres e hijos es sagrado, trascendente y poderoso, especialmente el de la madre, un lazo natural de sobrevivencia y protección basado en el amor. Desde el momento de la concepción, se empieza a construir una relación íntima neuropsicobiológica que al ser recíproca se mantiene a lo largo de la vida.
Las primeras celebraciones en honor a las madres se dieron en la antigua Grecia, donde el pueblo rendía honores a Rea la madre de los dioses Zeus, Poseidón, Hades, Deméter, Hestía y Hera. Por otra parte, los romanos continuaron con esta tradición llamada Hilaria que duraba tres días. Más adelante, los cristianos la ofrecieron en honor a la Virgen María la madre de Jesús, pero el origen actual se remonta al siglo XVII en Inglaterra donde un domingo al año (Domingo de la Madre) a los empleados se les daba el día libre para que fueran a visitar a sus madres. Posteriormente algunos colonos inglesas al llegar a Estados Unidos conservaron esta costumbre. La primera celebración pública se realizó en el otoño de 1872 en Boston por iniciativa de la escritora Julia Ward Howe, quien organizó una gran manifestación pacífica invitando a todas las madres a protestar contra la guerra y a favor de sus derechos. Fue hasta 1914 que el congreso norteamericano bajo la presidencia de Woodrow Wilson, aprobó la celebración anual del Día de la Madre.
Ahora bien, ¿cómo describir ese vínculo y comunicación que existe entre las madres y sus hijos? Es decir, ¿cómo es que las madres tienen la capacidad de conocer los estados de ánimo, necesidades, deseos y anhelos de sus hijos? Una de las hipótesis sería la de la telepatía, una interfaz de comunicación interior (de alma a alma) en donde nuestros cerebros a través de impulsos eléctricos, son los emisores y receptores principales de dos energías conectadas desde el instinto, la mente y la intuición, que logran transmitir imágenes, pensamientos, ideas e impresiones, por medio de las frecuencias energéticas vibracionales sintonizadas tanto de la madre como del hijo, sin importar el tiempo y la distancia. El amor es el gran catalizador de esta reacción, que constituye la cualidad coherente para que este fenómeno ocurra. Por eso al haber críticas, sospechas, desconfianza o falta de empatía entre ambas personas, se fractura este hilo conductor esencial del ser humano.
En mis años de investigación sobre el comportamiento humano, he tenido la oportunidad de comprobar las poderosas fuerzas que habitan en la mente subconsciente, cuya fuente proviene de los sentimientos y emociones del corazón. Las mujeres particularmente cuentan con un sexto y hasta un séptimo sentido extrasensorial e intuitivo, que les permite cuidar y descubrir las cosas que le suceden a sus hijos. Por ejemplo, cuando estoy expectante, angustiado o preocupado, mi madre se comunica conmigo y me pregunta: ¿hijo estás bien? A veces tiene sueños premonitorios conmigo y me previene de cosas o personas que quieren alterar la paz de mi vida.
Otro caso sorprendente que todavía llama mi atención, fue el que protagonizamos con el periodista Herbin Hoyos Medina director del entonces programa las Voces del Secuestro de Caracol Radio y Doña Yolanda Pulecio la madre de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, cuando me contactaron para realizar una comunicación no convencional a través de la hipnosis y técnicas de radiónica para obtener datos de su ubicación en cautiverio. Algo muy similar a lo que había hecho con la Dra. María Zulema Vélez esposa del desaparecido Ministro de Protección Social Juan Luis Londoño de la Cuesta en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y cuyo caso fue culminado con éxito al lograr descubrir el sitio exacto de la colisión de la avioneta en la que viajaba el Dr. Londoño y por supuesto los restos de sus tripulantes, siendo ella la receptora/emisora de la información.
Ante los argumentos de Herbin Hoyos y la urgencia familiar de recabar datos certeros, realizamos con Doña Yolanda Pulecio y supervisados por una psicóloga clínica de la Universidad Konrad Lorenz la comunicación con Ingrid Betancourt, que permanecía desde hacía varios años secuestrada por las FARC y estaba en una grave situación de salud física y emocional. Así lo registró la Revista Semana, que publicó sus dolorosos pedidos de auxilio a través de cartas. Madre e hija se comunicaron desde las técnicas de hipnosis junto con la sincronicidad de frecuencias cuánticas, por medio de las cuales la señora Pulecio le envió toda la fuerza amorosa de madre, al igual que palabras de aliento y ánimo, especialmente mucha fe y esperanza que quizás fueron recibidas por Ingrid, fortaleciendo su férrea voluntad para sobrevivir.
Cinco semanas después, Ingrid fue rescatada de las manos de la guerrilla a través del operativo militar "Operación Jaque". Esta sesión la grabó en su totalidad Herbin Hoyos y estos archivos reposan en su poder. Contrario a lo que se cree popularmente, estos métodos no convencionales tienen una explicación y justificación científica y espiritual, en ningún momento son fruto de la superstición, el ocultismo o la magia; simplemente hay mucha ignorancia producto de la desinformación, distorsionando el sentido humanista y existencial de ciertos sucesos históricos, que por no entenderse, terminan siendo ironizados o criticados por algunos medios de comunicación e incluso por algunos protagonistas de los hechos. Por fortuna, importantes y respetados canales como NatGeo y History Channel, difunden con gran profesionalismo estos temas con el fin de esclarecer muchos misterios de la humanidad y orientar a la opinión pública sobre otras realidades.
Partiendo de estas consideraciones, llegamos a la conclusión de que este vínculo afectivo con la madre es de vital importancia para nuestra salud integral, por eso quiero compartir unas guías que pueden ser muy útiles en el proceso de fortalecimiento en la relación con nuestras madres:
1. Trata de comprender y ponerte en el lugar de tu madre, teniendo en cuenta que sus creencias y vivencias han sido muy diferentes de las tuyas. Es ahí donde pueden compartir sus experiencias.
2. Dedica un tiempo a la semana exclusivamente para visitar a tu mamá sin importar las obligaciones. Desde el respeto y la empatía pueden disfrutar de un espacio armónico sin juzgar, criticar o reprochar, por el contrario recordando el amor que los une.
3. El contacto con la madre es tan esencial que se comprobó científicamente los efectos positivos del mismo, pues calman y alivian el dolor emocional a través de una caricia, un abrazo o una simple palabra.
4. Es fundamental no imponer las opiniones. En lugar de eso madre e hijo, pueden aconsejarse desde la orilla de la sabiduría, pues cada ser humano tiene su propias creencias, patrones y estilos de vida.
5. No controles la vida de nadie, aprende a entregar la responsabilidad a cada quien, de esta manera la madre se vuelve más una compañera sin hostigar a sus hijos con los debería o no debería.
6. Las madres son una bendición. Reconoce su sacrificio, compromiso y paciencia para contigo a pesar de los errores. Somos humanos y nunca experimentarás un amor más puro y sincero como el de tu madre.
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