Enigmático: Zen, la fuerza silenciosa



Fotografía Armando Martí

Por: Armando Martí

El silencio cada vez es más necesario en medio del ruido avasallador del mundo tecnológico que nos intoxica la mente de imágenes y palabras que diariamente el ser humano debe digerir para sobrevivir a una sociedad del cansancio, el consumo y la productividad deshumanizada. Minutos de sosiego y conexión interior son recursos esenciales, pues el silencio no es vacío por el contrario es una fuerza vital, absoluta y plena, un camino de liberación y concepción de la vida que busca que la persona logre penetrar directamente dentro de sí misma, en otras palabras,“conocer la flor es convertirse en la flor, ser la flor, florecer como la flor y gozar de la luz del sol como de la lluvia, para observar todos sus secretos, alegrías y sufrimientos, es decir su vida vibrando en una misma frecuencia”, esto es el Budismo Zen (meditación): una búsqueda para que surja el conocimiento experiencial de la dualidad interior del hombre entre la verdad, la realidad y la sombra. 

Es así como el Zen toma la vida tal y como es, en lugar de concebirla de forma fragmentada según la lógica, percepción y circunstancias que rodean al individuo. La idea es navegar a través de la disciplina, la creatividad y la introspección hasta llegar al inconsciente para evolucionar hacia la permanencia en un estado de paz, aceptación y plena consciencia. Las raíces místicas y filosóficas del Zen, se encuentran enraizadas en la vida de Buda (Siddhartha Gautama, VI a.C.) que después de ser iluminado, sus discípulos optaron por dividir las enseñanzas en dos vías: el Hinayana (pequeño vehículo) que es una corriente más exotérica, ritualista y ortodoxa desde el punto de vista religioso, extendiéndose principalmente por Tailandia, Ceilán e Indonesia; mientras que la Mahayana (gran vehículo) es metafísica, profunda y trascendente desde una orilla filosófica que floreció en Nepal, Tíbet, China y Japón. Ambas buscan liberar al hombre del sufrimiento producto de los deseos y apegos del ego insano, de esta manera contemplativa se puede vivir plenamente en el presente, pues todas las personas también tienen la posibilidad de alcanzar un completo despertar interior. 

Los primeros contactos del mundo occidental moderno con el Budismo Zen, se debieron a la expansión colonial de países como Inglaterra, Portugal y Alemania que con sus militares, comerciantes y misioneros, fueron recogiendo relatos y descripciones de las filosofías orientales, que invitan a disfrutar la existencia realizando actos de amor, compasión y generosidad, desde la sincronización de la respiración hasta el descanso de la mente, la concentración, el desapego emocional y la liberación de los pensamientos del pasado y del futuro, para encontrar dentro del caos instantes de quietud, felicidad y crecimiento personal, conectándose a la fuerza del amor natural y a la existencia universal.

Mis primeras experiencias con el arte de la meditación Zen fueron con el Maestro Chan Lee, fundador de la escuela de acupuntura y moxibustión en Colombia. Posteriormente, recibí guías espirituales de Densho Quintero, el único monje Zen reconocido en el país por la escuela Soto Zen de Japón, autor de los libros Zen, un camino de transformaciónConciencia Zen, entre otros. Culminé estas iniciaciones hacia el despertar meditativo espiritual, cuando recibí la luz compasiva y amorosa de S.S El Dalai Lama durante su visita al país en el año 2006 en compañía del entonces Fiscal General de la Nación Mario German Iguarán, a quien presté mis servicios como asesor del programa para la humanización de la Fiscalía General de la Nación. Desde esa orilla, mi vida ha tenido una cambio muy positivo hacia la paz y el sosiego interior. Soy practicante de la meditación diaria, manteniéndome en la línea y el camino medio para una existencia simple y plena.

Con el ánimo de sembrar el entusiasmo en ustedes los lectores sobre el tema, he realizado la siguiente guía de términos claves conocidos como la Recopilación Zen, que ayudan a entender y profundizar en este camino medio de la vida a través de sus técnicas, métodos y practicas cotidianas, para encontrar una versión sana, sobria y lúcida de cada uno: 

1. Avalokiteshwara: símbolo principal que figura en el sepulcro de Buda. Ishwara significa “señor” Avalokita “lo visto”.

2. Ascetismo: la práctica Zen no aprueba el ascetismo sino la naturalidad, lo que no quiere decir que conceda indulgencia sino simplemente que predica “una mente sana en cuerpo sano” y abarca conceptos como “comer para vivir y no vivir para comer” “evitar el dolor pero no perseguir el placer”. En relación con el placer, reconocen que éste es necesario para el estímulo del cuerpo, pero siempre controlado, juzgado y gobernado por la mente. 

3. Bodhi: sabiduría, iluminación y conocimiento para el logro de la verdad. 

4. Bodnisattvas: nombre que se le da a los discípulos de Buda, que habiendo alcanzado el grado máximo de iluminación, deciden no retirarse al Nirvana sino seguir en su encarnación para ayudar a los demás seres vivos a alcanzar la libertad. 

5. Consciencia: se divide en dos tipos: la de algo (sanjnä) y la consciencia de sí mismo. 

6. Creación: los budistas zen, no se consideran parte integrante de la Cosmogonía, es decir dentro del proceso de creación – disolución. Desde su punto de vista, creación y producción son dos cosas distintas, por lo que hay que separarlas. 

7. Deberes: Consideran los Budista Zen, que tienen deberes permanentes con los padres por haberles dado la vida, con los otros seres humanos por la ayuda que les prestan y con Buda por la iluminación del entendimiento. 

8. Disciplinas: son tres: shilaque es la virtud, dhyänaque es meditación y prajnaque es sabiduría.

9. Dai-funshin: “gran perseverancia”, uno de los tres fundamentos esenciales en que se apoya la práctica Budismo Zen. 

10. Dai-gidan: La “gran duda” no hay que tomar como bueno lo que se ve a primera vista. 

11. Dai-jozen: meditación destinada a ver dentro de nuestra propia naturaleza para encontrar el verdadero camino. 

12. El camino de los pájaros: expresión de la filosofía Zen que significa: “vivir por vivir”, es decir, sin una senda trazada de antemano, sino libres como los pájaros en el aire. 

13. Ecuanimidad: una de las virtudes base que debe poseer el budista. Al hombre que es ecuánime raramente se le enturbia la mente. 

14. Samsara: La alternancia de vidas y muertes, llamada algunas veces “La Rueda de Nacimientos y Muertes”. Esto se explica refiriéndose a los otros procesos alternativos de la vida: día y noche, sueño y vigilia, estaciones del años, entre otras. La muerte no es más que una pausa para descansar dentro del proceso vital del individuo y se hace presente porque su cuerpo físico se está terminando. 

15. Yang y ying: principios del sistema Tao que no son negados por los Budistas Zen, aunque ellos tiendan a la realización de la unidad, dejando de lado su dualidad, es decir, lo positivo y lo negativo del mundo.
  



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