Cortesía Armando Martí
La vida plena, en realidad, se nutre de sencillos momentos. Estoy de acuerdo con los pensamientos de los filósofos griegos, especialmente con el de Aristóteles cuando afirmaba que: “las necesidades del hombre son moderadas, mientras sus deseos son ilimitados”. Pareciera que a esta sociedad nada la llena, nada la calma y nada es suficiente, acortando el tiempo y calidad de vida de millones de personas, quienes diariamente acaban con los recursos naturales de forma delirante y además, permanecen sumidas en un trance hipnótico auspiciado por las nuevas tecnologías, especialmente la de los celulares y las pantallas, que están conectadas a sus cerebros de día y de noche.
Con tanta avalancha informativa contenida en las redes sociales y la internet, ya casi no podemos ejercitar la facultad de la concentración, la atención y mucho menos la de la reflexión, el análisis y la deducción. En la actualidad, un solo día de conectividad digital, corresponde a casi dos años de información asimilada por una persona de la generación de los años cincuenta. Esta aterradora progresión, debería ser una alerta para nuestro sobrecargado sistema nervioso que termina por pasarnos una justa factura de cobro, representada en el desgaste de la salud y la energía vital, como resultado de tanta inconsciencia.
Estos temas humanísticos existenciales y otros nutritivos e interesantes para el crecimiento interior, son los que durante 25 años he venido tratando con mi querido amigo y terapeuta Fernando Cadavid; él ha sido un referente muy importante en la rehabilitación de las Adicciones y Codependencias Afectivas en Colombia, además es escritor y conferencista en programas institucionales para las adicciones, los trastornos emocionales y de afectividad. Durante su trayectoria, también creó, fundó y dirigió el C.I de los Andes en Cota – Cundinamarca, y posteriormente Soluciones Terapéuticas de Avanzada (STA) en Cajicá y Chía.
Cortesía Armando Martí
Armando Martí y Fernando Cadavid durante los diálogos terapéuticos en busca de respuestas para la vida.
Conscientes de la necesidad de entregarles a nuestros asesorados y lectores, herramientas eficaces para sobrellevar esta caótica y acelerada vida diaria, me reuní con Fernando en mi consultorio particular y durante una tarde soleada de sábado dialogamos sobre tópicos como la pasión, el amor, la pareja, la culpa, la crisis de pánico y la angustia existencial, como también del origen de las adicciones y la codependencia, la paz, la gestión emocional y varias alternativas terapéuticas, para superar estas y otras disfuncionalidades psicosomáticas. A continuación, la primera parte de estos diálogos de dos terapeutas sin máscaras en busca de respuestas para la vida y además, dispuestos a escucharse y aprender inclusive de sí mismos.
Armando Martí: Bueno Fernando, ante todo muchas gracias por aceptar estos diálogos sanadores en busca del “Viajero Interior” de cada uno. Vamos abrir las ventanas del corazón, para compartir con los lectores nuestras experiencias personales y las diferentes cosas aprendidas de nuestros asesorados, que también aportan mucha información valiosa basada en sus testimonios de vida, durante las intervenciones realizadas para su rehabilitación a lo largo de todos estos años. Entonces para comenzar, hablemos de algo en apariencia simple, trivial y sencillo: el amor. ¿Qué es para ti el amor?
Fernando Cadavid: El amor es lo que cada quien quiera que sea. Es frecuente oír a los jóvenes decir: “yo amo esta blusa, yo amo este disco, yo amo esta canción”. Entonces a mí me parece que cuando aman una camisa o una canción, es un amor muy efímero y superficial. El amor se evidencia en la manera en que yo puedo establecer una relación idónea conmigo. En consecuencia, si le hago caso a mi intuición, probablemente este amando sanamente, porque empiezo por amarme a mí y a partir de ahí sigo con el ejercicio de amar a otros seres humanos, al entorno, al empleo, a un perro, a un gato; amar al país o a una ciudad caótica como Bogotá, que en mi caso, yo no la puedo amar.
Basado en mi experiencia de estos años, trabajando con temas relacionados al comportamiento humano, las adicciones y la codependencia afectiva, yo observo que simplemente hay más motivos externos para relacionarse en pareja que para establecer una relación sólida, adecuada y con cierta duración en el tiempo.
A.M: Con el ánimo de complementar tu respuesta, agrego que en mis asesorías como Coach Emocional y de pareja, he venido explorando, descubriendo y concluyendo que antes del amor, está la pasión. Sin deseo nada es posible, pues precisamente esa es la fuerza de la creación: un impulso natural que debe ser “encausado” hacia el control de las emociones, y por eso, el amor surge como una herramienta preventiva para la convivencia social y la armonía en pareja. De ahí la importancia de conocer nuestro propio temperamento natural antes de crear un vínculo afectivo, ya que, si no se quién soy, puedo llegar a convertirme en lo que la otra persona quiere que yo sea.
F.C: Armando entonces ¿con la pasión se nace y debemos aprender a construir el amor?
Cortesía Armando Martí
A.M: Desde nuestro estado neonatal, se siente el inmenso placer brindado por la temperatura contenida en la placenta, así como también la nutrición a través del cordón umbilical, y es por eso, que el feto varón en los últimos meses de gestación tiene erecciones por reflejo. Posteriormente cuando el niño nace, se enfrenta al hambre, al frío y al cuidado de la madre, llorando con un sonido sin palabras pidiendo ayuda. El primer placer que experimentamos la mayoría de los seres humanos, es la leche tibia de la madre que calma el hambre y produce una sensación de tranquilidad interior y de alivio a una necesidad.
De modo que al succionar el pezón que lo alimenta, el bebé descubre un gran placer, debido a que nuestra especie tiene inteligencia e imaginación, guardando esa sensación en la memoria y gracias a esta facultad, se puede crear la ilusión de que la leche lo va alimentar y el pezón a consolar, así la progenitora no esté presente en ese momento. Por ejemplo, cuando vemos a algunos infantes chupar su dedo pulgar, en ese instante, están creando una “realidad” que les va a generar la esperanza que produce el recuerdo.
F.C: Hablando de supervivencia, el ser humano por miedo al riesgo de estar sumido en la escasez y la posibilidad de no tener los elementos o recursos en el futuro para ser nutrido y alimentado, construye estrategias que le permitan alcanzar sus deseos. Por eso te decía que desde el vientre materno, se hace un ejercicio que tiene que ver fundamentalmente con el acto de poderse valer por sí mismo.
Incluso muchos seres humanos han sido alimentados con leche en polvo Klim y tienen una sequedad emocional, una falta de nutrición en los primeros años de existencia que hace más complejo vivir y casi que hay una condición muy estéril en su vida, por falta de ser amamantado adecuadamente. No existe un término adecuado desde el justo medio, para poder cooperar en el desarrollo integral de una persona que crece con vacíos emocionales, siendo las principales causas de las adicciones y la codependencia.
Cortesía Armando Martí
A.M: En todos estos años que tu y yo hemos transitado por caminos paralelos en la intervención de adictos, familias disfuncionales debido a la codependencia, la drogadicción, el sexo, el juego, los trastornos alimenticios y la ansiedad generalizada, entre otros, hemos podido comprobar que la base de las adicciones es la inmadurez y su rehabilitación depende del fortalecimiento de la sobriedad emocional y la sensatez intelectual. Concluyendo que al niño le llegó el momento de aprender, que no puede limitarse solamente a la leche materna sino tiene que conseguir otro tipo de alimento. Por esta razón, debe salir de su mundo ilusorio y encontrar que un proceso sano en algunas personas, se caracteriza por evolucionar de la fantasía a la aceptación.
Pero curiosamente el adicto hace lo contrario, pues cuando empieza a crecer y a madurar, entra en contacto consciente o inconscientemente con su dolor emocional y sus problemas de infancia, huyendo de esa realidad hacia un mundo imaginario “ideal” apoyado en alteradores del ánimo y sustancias psicoactivas tales como el alcohol, el cigarrillo y el café, al igual que comportamientos compulsivos como las compras, la comida, el exceso de trabajo, el juego, la adicción al sexo y las relaciones amorosas; el control hacia las personas, la ambición de poder y la necesidad de aprobación y reconocimiento social.
F.C: Ahora nos encontramos con muchas personas, y no solo adictos, sino con diferentes sectores de la población que hacen la tarea del engaño. Por ejemplo, conozco a una mujer y para impresionarla, lo que hago es mentirle utilizando una serie de términos superlativos y hago un ejercicio donde me muestro productivo, exitoso y ganador. De pronto no es tanto y como las mujeres no son tontas, ellas inmediatamente se ponen la máscara y actúan como tal.
El problema es que ninguno de los dos sabe en qué va a terminar esa relación: bien sea en un encuentro casual y furtivo, o puede engendrarse una relación más formal con base en la mentira. Recordemos que estamos en una sociedad que miente mucho, particularmente en este aspecto. Es común hoy en día, ver parejas que buscan un perfil específico de persona desde lo externo, es decir, aquella parte para mostrar éxito y ser socialmente validado no sólo por los demás sino también por las redes sociales, entonces buscan posar de tal manera que la una salga bonita y el otro elegante: una pareja “perfecta”. Realmente ahí no hay nada, y es algo que he visto con frecuencia. Repito que no es un rasgo exclusivo de los adictos, generalmente son relaciones vacías, muy pobres y con alto riesgo de que terminen pronto y mal.
A.M: Imagínate Fernando, si yo no me conozco y ni siquiera sé cuál es mi temperamento natural, ¿desde qué orilla aspiro a entablar una relación clara y consciente con otra persona? ¿De dónde saldrá mi capacidad de compromiso? Pues no existe, porque no sé quién soy en realidad y como no sé quién soy, tampoco sé que quiero de verdad. Puedo aspirar a tener ciertas metas y propósitos, según la tendencia y expectativas familiares, pero yo ¿dónde estoy? No estoy porque sencillamente no me conozco y esa es la razón por la cual atraigo a una persona que tampoco se conoce y entre ambos inventamos una “historia de amor”, basada en el idealismo y no en la compatibilidad, pues para que exista esa afinidad debe dilucidarse primero quién soy yo y lo qué en realidad quiero.
De allí que sin esas bases, la relación se parece a un árbol de navidad: muy lindo y luminoso por fuera, pero sin raíces que le permitan sostenerse, vivir y florecer en el tiempo. Cuando a la pareja solo la alimenta las apariencias, su tiempo de duración es corto; y en el caso de luchar por extenderlo, la convivencia en muchas parejas es triste, angustiante, vacía y muy frustrante.
F.C: En nuestra sociedad es frecuente, encontrar hombres que andan buscando una “mamá” y pretenden que las mujeres tengan ciertos rasgos y actitudes comportamentales afines con la figura materna. En esa medida, muchas veces dichas relaciones de pareja se rompen y son generalmente parejas de jóvenes, cuyas relaciones no duran más allá de cuatro años. Entonces hay que tener en cuenta, que no solo el joven comprometido es el culpable, sino que los culpables don los dos: él y la mamá, o ella y el papá.
A.M: Fíjate también, que el hombre en búsqueda de mamá, puede incluso llenar y satisfacer a una mujer que quiere a un hijo y no a un hombre; y hay hombres que les queda muy difícil ser hombres y les cuesta aceptar ese compromiso, y es más fácil ser un hijo que ser un líder o llegar a ser un hombre.
F.C: Eso lo has vivido tu también Armando, relaciones en las cuales la mujer claramente entre conversación y broma propia de una consulta, dice que “no sólo tiene los hijos naturales sino que tiene otro hijo que es el esposo”. Es frecuente encontrar relaciones con un alto grado de inmadurez y no exonero de esto a la mujer, pero sí señalando mucho el papel del hombre. Ahora bien, ocurre lo que decía una consultante que tenía un problema de alcoholismo muy serio: ella soñaba con tener una empleada interna y un novio por días.
El nivel o la búsqueda de la aceptación de la responsabilidad frente al compromiso cada vez se diluye más, debido a que hay menos interés en eso de hacer un ejercicio realmente comprometido de larga duración, donde las personas conozcan tanto las intuiciones como la condición relacionada con el hedonismo, porque hay parejas que se sienten muy bien viajando pero muy mal conviviendo. Ese problema del amor, se hace cada vez más complejo en la medida en que el hombre va teniendo mucho éxito laboral y la mujer también, pero fracasan ambos en el vínculo de pareja, porque el compromiso de la responsabilidad ninguno de los dos lo quiere asumir.
Cortesía Armando Martí
Armando Martí y Fernando Cadavid durante unos diálogos reveladores acerca de la pasión, el amor y las adicciones.
A.M: Es verdad y agregaría que indudablemente la imposibilidad de adquirir un compromiso (inmadurez), la sobre protección, como la falta o exceso de amor pueden convertir fácilmente a las personas en seres dependientes, necesitados de la presencia de una madre, multiplicada en muchas mujeres, que los acompañe por miedo a la soledad, más no por amor.
El miedo es la antítesis del amor y no se puede comparar el miedo con el amor, pues cuando el amor fluye, simplemente sucede. No se puede analizar el amor. El amor que se analiza, puede morir. El amor que sucede, es espontáneo por la atracción, pero muchas veces, la inseguridad y el miedo, hacen que yo controle a mi pareja y le ponga un contrato de exclusividad convirtiéndola en mi objeto de amor/esclavitud, y en ese forcejeo del contrato social la pasión de la pareja se va apagando.
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