Enigmático: La botella de los tres deseos



Fotografía Armando Martí

(Un cuento transformativo*)

 Por: Armando Martí 

Miguel Ángel Vera, uno de los acaudalados más grandes del país y cuya controversial fortuna despertaba suspicacias en los círculos sociales, miró su reloj Rolex en oro y acero de 26 mil dólares que usualmente exhibía en su muñeca izquierda, y a las 3:35 PM, decidió no vivir más.

La depresión que lo venía afectando desde hacía varios meses se acrecentó por el torrencial aguacero que caía en la ciudad de Bogotá. Pidió el ascensor privado de su gran oficina, y les dijo a sus escoltas que no lo acompañaran en esta ocasión, pues debía hacer una diligencia de carácter personal.

Salió de los sótanos del parqueadero del edificio Scorpio en uno de sus carros, un Audi Q3 de color negro. En medio del usual caos vehicular, se fue abriendo paso lentamente por las resbaladizas vías en dirección a su apartamento ubicado en los cerros del norte de la ciudad. Uno de sus celulares empezó a sonar. Creyó que los había apagado todos y este tampoco lo quiso contestar.

Cortesía Armando Martí

El clima empeoró y empezó a caer granizo sobre el parabrisas de su automóvil, lo que no le impidió ver que el semáforo había cambiado a rojo, deteniendo así su vehículo. Los golpes de unas afanadas manos, en el vidrio lateral izquierdo lo sacaron de su melancolía, y de mala gana oprimió el botón eléctrico de la ventana. 

Acto que le permitió escuchar a una desesperada anciana de aproximadamente 76 años, con un manto negro que cubría sus blancos cabellos, y quien con voz aguda le imploraba una ayuda económica a cambio de una botella de licor que sacó de sus ropas empapadas.

¡Por favor! - exclamó ella - Tengo hambre. Necesito de su colaboración. Cómpreme esta botella de licor que es muy fino y de buena calidad. No se arrepentirá. Se lo juro. –

- ¿Cuánto quiere por ella? - le contestó Miguel Ángel mientras tomaba la botella entre sus manos.

- ¡50.000 mil pesos! Eso es todo lo que necesito - Respondió la mujer angustiada.

Llevándose la mano izquierda al bolsillo de su saco, al parecer sin importarle, le entregó un pequeño fajo de billetes que sumaban alrededor de 600.000 mil pesos. La mujer asombrada, lo bendijo y dándole las gracias desapareció entre la fría calle. Los pitos que oprimían con impaciencia los conductores de los vehículos le recordaron al comerciante que el semáforo ya había cambiado.

Lentamente, sin hacer caso a la molestia de los otros automovilistas y oprimiendo suavemente el acelerador de su carro, avanzó y no quiso ni siquiera prestar atención a las noticias radiales. Lo único que le interesaba era dejar de existir, y 40 minutos más tarde llegó a su apartamento. Antes de bajarse del coche, miró la extraña botella detenidamente y se dio cuenta que la etiqueta del licor estaba en un idioma extranjero el cual no entendía. Lo que sí estaba claro, era la fecha de fabricación de más de cien años de la misma.

Cortesía Armando Martí

- Este licor debe valer más de 2 millones de pesos Pensó para sí mismo - Así no fuera mi intención sigo ganando dinero. Definitivamente nací para ser rico. - 

Una vez dentro de su apartamento, Miguel Ángel se dirigió al estudio. De la licorera cogió una copa, se sentó en su amplio escritorio de cuero inglés, y puso enfrente la botella de licor. Miró el paisaje urbano, gris y oscuro a través del amplio ventanal exquisitamente diseñado por uno de sus arquitectos estrella de alguna de sus empresas. Abrió uno de los cajones, donde reposaba una pistola checoslovaca marca CZ calibre 7.65, le quitó el seguro y antes de dispararse en la cabeza y como deseo final, quiso saborear el último trago de su vida.

Internamente se preguntaba: - ¿para qué tantas carreras y batallas con el fin de ganar y muchas veces destruir a mis competidores o enemigos? Además, he gastado tanta energía vital en satisfacer impulsos superficiales e inútiles como la fama, el dinero tan mal habido para comprar cosas lujosas, ganar el reconocimiento social y el “amor” de bellas mujeres que sólo les rendían culto a sus cuerpos sin alma. – 

Mirando a su alrededor, sintió que todas esas obras de arte atesoradas junto con su inmenso vestier personal atiborrado de vestidos, camisas, zapatos y accesorios lujosos, hoy ya no tenían ningún sentido. Sin duda, había invertido millones de dólares en poseerlos y nunca llenaron su soledad ni le quitaron tantos complejos de superioridad, que seguramente estaban basados en otros de inferioridad. 

También en algunas de las paredes de su inmenso apartamento colgaban muchas fotografías de Miguel Ángel en compañía de políticos, empresarios, artistas y gente de mucha influencia social, cuyas imágenes en ese instante, empezaban a desdibujarse adquiriendo fantasmales formas. 

Con ese gran vacío y oscuridad en su alma, destapó la botella lentamente. De pronto, percibió que vibraba entre sus manos con una fuerza casi eléctrica y empezó a salir de su interior chispas de diversos colores, que se transformaron en luminosos rayos azules, verdes y plateados.


Cortesía Armando Martí
Asustado, lanzó lejos de sí la botella de licor. Al caer al suelo, iluminó todo el estudio y de esa luz emergió un genio muy diferente a aquellos que nos habían narrado nuestros seres queridos durante la infancia.  

Miguel Ángel, atónito observó a un hombre delgado de más de 1.90 metros de estatura, de cabello rubio, ojos azules impactantes, vestido con un traje gris que parecía haber sido cortado por los mejores sastres europeos; complementado con una camisa blanca, corbata de seda negra y unos zapatos de charol con punta cuadrada, los cuales levitaban a unos pocos centímetros del piso. La luz se dispersó rápidamente, pero un halo verdoso siguió impregnando la silueta del asombroso personaje.

Cortesía Armando Martí

- Buenas tardes, Miguel Ángel - dijo el genio con una voz matizada por sus propios ecos - Ante todo muchas gracias por liberarme de mi encierro en la botella por más de 110 años. Como indica el mágico protocolo del sagrado libro de secretos, este favor te lo debo pagar con tres deseos, los cuales te concederé en el menor tiempo posible para volver a existir en mi hogar de vidrio por otros cientos de años. Ese es mi destino y para eso fui creado. - 

Miguel Ángel recuperándose de tan impactante sorpresa, pues a estas alturas de la vida casi nada podía sorprenderlo, miró hacia el techo y respondió:

- ¿Qué más puedo desear yo si todo lo tengo y he logrado? En este momento no tengo ganas de nada. -

El genio asintió: - Debo concederte el primer deseo, así este sea muy grande o pequeño. Recuerda que puedes pedirme cualquier cosa, pues tus deseos son órdenes y te has convertido temporalmente en mi amo. -

- Ahora que lo pienso genio… - Expresó Miguel Ángel con la boca seca - Llevo meses sin dormir bien, con una especie de nudo en la boca del estómago y una presión muy fuerte en el pecho. Además, tengo una constante ansiedad, me sudan las axilas y las manos todo el tiempo. Igualmente, me zumban los oídos y las voces en mi cabeza no paran de decirme cosas y una sensación de culpa sin arrepentimiento me incomoda todo el tiempo. Mi deseo es que todos estos malestares desaparezcan inmediatamente. -

- ¡Concedido amo! - exclamó el genio moviendo la cabeza de arriba hacia abajo, y aplaudiendo tres veces con sus luminosas manos.

Enseguida sonó el teléfono, y Miguel Ángel sintió el irrefrenable impulso de contestar la llamada. Al otro lado de la línea, se escuchó la voz de un periodista que se identificó como el jefe editorial del diario Negocios y Dinero, quien lo abordó directamente con preguntas entorno a unos contratos adjudicados por la administración local a su firma de asesores y constructores. Miguel Ángel de forma consciente respondió ampliamente a estos requerimientos.

Por más de una hora le relató al importante periodista sus casi once años de actividades delictivas que usó para acumular su inmensa fortuna, entre ellas la corrupción, el soborno, el pago de comisiones, las reuniones secretas con poderosos políticos, gobernadores, alcaldes y concejales, así como también, las alianzas con funcionarios del Estado, falsos testigos, complots y montajes contra sus enemigos y también todas las traiciones contra sus amigos.


Cortesía Armando Martí
De este modo, reveló sin inmutarse sus estrategias y manipulaciones para conseguir a cualquier costo sus egoístas y mezquinos objetivos de poder y control sobre los dineros de las empresas, las instituciones públicas y las personas.

Al terminar la conversación, por primera vez en muchos años, este magnate sintió que su mente ya había descansado, como resultado de la catarsis a través de su extensa confesión. Por fin dejaba de cargar el peso de tantas mentiras en su domesticada conciencia. 

Cerró los ojos y se quedó dormido en el sofá de tres puestos de su estudio. Fue tan plácido el descanso, que, al despertar a la mañana siguiente, no se acordó de ningún sueño y sintió que su cuerpo y emociones estaban llenos de sosiego, vitalidad y bienestar. Lo primero que vio fue a su elegante e imperturbable genio, quien lo miraba fijamente con sus ojos azules que cambiaban a destellos plateados por momentos.

- ¿Cómo se siente esta mañana amo? - le preguntó el misterioso genio.

- ¡Maravillosamente! - Respondió Miguel Ángel - No tengo zumbidos en los oídos, ni estoy sudando. Nada me duele o incomoda, al fin pude dormir sin la sensación de ese gran vacío, que como un hueco negro me estaba tragando. Lo más importante es que ya no tengo ideas suicidas, me siento alegre y quiero empezar a vivir de otra manera. - 

Sin embargo, esta armoniosa sensación se vio interrumpida por el ruido del citófono. El portero de turno, le informó que en el lobby del edificio se encontraban docenas de periodistas y camarógrafos preguntando por él. Miguel Ángel miró las cámaras de seguridad de su circuito cerrado de televisión, y observó la frenética actividad de los integrantes de los medios de comunicación. Nuevamente se sintió mal y empezó a desesperarse. El genio en forma reposada y con su profunda voz que no era de este mundo, le recordó la opción del cumplimiento de su segundo deseo.


Cortesía Armando Martí

Después de reflexionar Miguel Ángel le ordenó: - Genio mi segundo deseo es no ser molestado por nadie, y conservar este estado de tranquilidad para poder seguir sereno, sobrio, feliz y plácido. - 

Tres palmadas se oyeron y el genio volvió a mover afirmativamente su cabeza exclamando con seguridad:                   
 - Deseo concedido amo -.

Entonces de forma abrupta la puerta de su apartamento fue derribada, y numerosos agentes del CTC (Cuerpo Técnico de Control de Policía) irrumpieron sin aviso. Ya dentro, las autoridades policiales le notificaron al millonario una orden de captura en su contra expedida por un juez de la República. Lo esposaron y en varios automóviles blindados de color negro, atravesaron la capital hasta el poderoso búnker de la entidad oficial. 

En menos de dos horas de aquella mañana, Miguel Ángel se encontraba en un pequeño calabozo de alta seguridad dentro de las instalaciones del complejo judicial. Por fin estaba solo, sin ruidos y nadie que lo molestara, y lo más importante, no tenía incertidumbre ni confusión a pesar de las circunstancias. 

Cortesía Armando Martí

En un rincón de la celda se le apareció nuevamente el genio, esta vez iluminado por una potente aura de color naranja: - Mi querido amo Miguel Ángel, voy a concederte el último deseo, para poderme retirar a mi botella satisfecho. Dígame por favor ¿cuál es su tercer deseo? - 

Casi en forma automática Miguel Ángel con los ojos iluminados de una extraña y nueva inteligencia, le respondió sin vacilar:       

 - ¡Quiero la libertad! Una libertad real, sin dependencias económicas ni sufrimientos físicos y morales, como los que me han atormentado por tantos años. No quiero volver a sentir la ansiedad, la angustia y la desesperación que implicaba esta vida tan superficial que me llevó a la nada. Me cansé de los espejismos materiales y la lucha por el poder. Ahora quiero vivir en un paraíso sencillo, pero lleno de bondad, amor y seguridad. Ese es mi tercer deseo: paz, solamente paz en mi futuro. - 

Sonriendo, el genio lo miró por unos instantes, suspiro profundamente e hizo sonar las palmas de sus manos, y con un tono compasivo se despidió y le dijo: - Amo Miguel Ángel tu deseo ha sido concedido. - Entonces desapareció iluminando toda la celda de un color azul verdoso.



Cortesía Dr. José Nelson Rivera Morales

Los encargados de seguridad del búnker vieron que debajo de la pesada puerta de la celda número 427 salían unas extrañas luces y corrieron a abrirla rápidamente. Al hacerlo no encontraron rastros de estas luminiscencias. Desconcertados se miraron entre sí, al descubrir la profunda y dulce sonrisa que se dibujaba sobre el rostro del cuerpo sin vida del comerciante y contratista Miguel Ángel Vera. 

Lo que nunca supieron las unidades de seguridad que custodiaban al indiciado (ni ninguna otra persona en el mundo), es que un enigmático genio le había concedido todos sus deseos, y ahora Miguel Ángel habitaba en la dimensión desconocida. 

El Fiscal del caso pasó un informe, solicitando una investigación a la oficina de Control Interno de la entidad, con el propósito de saber quién o quiénes suministraron la botella de licor que se encontró en la cabecera de la cama donde reposaba el cadáver del encarcelado, pues está terminantemente prohibido el ingreso de bebidas alcohólicas a las celdas de máxima seguridad. La botella de licor quedó bajo cadena de custodia del CTC para la futura investigación.

Curiosamente y mientras termino de escribir esta historia, me encuentro en un lugar muy agradable tomando el café de las 4:00 PM. Quizá sería la sugestión de ensamblar y darle forma a este relato, pero entre la estantería del lugar una botella llamó mi atención, la tomé entre mis manos y observé que contenía unos símbolos inexplicables los cuales no entendí. 

Tuve la inconfundible impresión de que la botella se movía y vibraba suavemente entre mis dedos. Con gran cuidado la dejé en el sitio en donde la encontré. Pagué la cuenta y me retiré rápidamente de aquel sitio sin mirar hacia atrás, pues a la edad que tengo mi tiempo de caer en sufrimientos innecesarios, por fortuna ya pasó.

* “Los personajes y hechos narrados en esta historia son completamente ficticios. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. 

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