Enigmático: San Valentín, de la sombra a la luz del amor



Cortesía Leonid Afrémov

Por: Armando Martí

El pasado 14 de febrero se celebró en muchos países del mundo el día de San Valentín, una fecha muy particular para los enamorados y que desde hace unos años en Colombia ha cobrado importancia, sin embargo, el 19 de septiembre también se festeja el “día del amor y la amistad”.

Esta festividad se remonta al siglo III en Roma cuando un sacerdote católico, canonizado tiempo después, y llamado San Valentín, se opuso a la orden del emperador Claudio II quien había prohibido la celebración de uniones de parejas jóvenes, pues consideraba que si los hombres permanecían solteros serían soldados a su servicio mucho más fuertes y libres.  


Cortesía Armando Martí
El emperador Claudio II sentenció a muerte por decapitación a San Valentín el 14 de febrero de 270, porque descubrió que este sacerdote, a pesar de su mandato, celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados. Más adelante, la comercialización de esta celebración se dio gracias a la norteamericana Esther A. Howland, quien a mediados de 1840 puso en venta tarjetas de regalo con dibujos románticos que ella misma pintaba. Desde entonces, se conmemora este día como una oportunidad de manifestar el amor a través de diversos regalos y tradiciones. 

Un viaje hacia el amor sanador


Cortesía Armando Martí

En medio de la congestión, la tristeza y el agobio de las noticias nacionales e internacionales, saturadas de violencia, angustia, guerras, polarización política, corrupción, pandemias mundiales, crisis económica y desastres naturales, quise mitigar los efectos tóxicos de estas informaciones cotidianas para buscar calma y serenidad refugiándome en mi biblioteca.

Me senté cómodamente en mi sillón Chester, cargué la pipa (que por años me acompaña) con picadura Black Cherry, la encendí y me deleité con su aroma mientras escuchaba el Preludio, Op.28, No. 15. La gota de Lluvia de Frédéric Chopin (1810 – 1849), cuyas notas de piano invitan a la reflexión con uno mismo al caer la tarde sobre la ciudad.  

Con el fin completar mi necesidad de sosiego interior, elegí leer uno de los libros del admirable profesor Francesco Alberoni, titulado: “Lecciones de amor” (Edit Gedisa Editores). En esta obra, de una manera clara y profunda, el autor nos explica cuál es la diferencia entre el amor, el enamoramiento y la infidelidad; la pasión y la locura erótica; las tentaciones amorosas y los impulsos más inconscientes para satisfacer los deseos ocultos. 


Cortesía Armando Martí
El sociólogo, periodista y gran escritor italiano Francesco Alberoni.

Alberoni es famoso por sus estudios sobre los sentimientos, los movimientos colectivos, los valores y las virtudes que inspiran a las parejas en busca del amor. Asimismo, es columnista del periódico del Il Corriere Della Seraprofesor de sociología en la Università San Pío V de Roma y un gran escritor. Entre sus obras figuran: “Las razones del bien y del mal”, “El arte de liderar”, “El erotismo”, “Sexo, amor y el primer amor”, entre otros.

A propósito del día de San Valentín, quiero compartir con ustedes algunas ideas e investigaciones en torno al amor gestadas por el profesor Francesco Alberoni, con el ánimo de que encuentren respuestas confiables y reveladoras sobre la fuerza que mueve al mundo: el amor.

“Enamoramiento y amor”


Cortesía Leonid Afrémov

1. ¿Enamorarse es una necesidad?

Además de una necesidad, es una gran fuerza; la única capaz de establecer vínculos fuertes fuera de la infancia y de la familia. Dos personas que no se conocían, de la nada al enamorarse, se vuelven indispensables la una para la otra. Es un fenómeno desconcertante, una experiencia única, un trastorno radical de la sensibilidad, de la mente y del corazón. Se produce una transfiguración del mundo, una experiencia de lo sublime. Es locura, pero también el descubrimiento de la propia verdad y del propio destino. Es hambre y deseo, impulso y olvido de uno mismo.

2. ¿Nos enamoramos de alguien parecido o diferente a nosotros?

Ni de uno ni de otro y de ambos. Porque nos enamoramos de quien nos llena, nos enriquece y luego de algún modo debe sernos afín para brindarnos cosas que podamos asimilar, pero también distinto y hasta cierto punto incluso opuesto, para brindarnos aquello que no tenemos.

3. ¿De quién nos enamoramos?

De la persona que en el singularísimo período en el que estamos predispuestos a enamorarnos, nos atrae con su comportamiento y sus sentimientos; con sus valores y su impulso; su calor, su inteligencia, sus ganas de vivir, su belleza y el placer que nos hace sentir que juntos podemos realizar nuestros deseos más intensos y esenciales, incluso los prohibidos, los que no hemos tenido el valor ni de confesarnos a nosotros mismos. Aquella con la que podemos colmar los vacíos del alma y desarrollar nuestro potencial. Al mismo tiempo sentimos una atracción irresistible y la necesidad de fundirnos espiritual y físicamente con ella. 



Cortesía Leonid Afrémov

4. ¿Es lo mismo enamoramiento que amor?

Es sorprendente con que rapidez la gente se enamora y desenamora. En realidad, el amor más profundo no es enamoramiento, pues como toda transformación radical en la vida, aparece solo una vez o nunca. Muchas personas creen estar enamoradas cuando en realidad no lo están. Pueden tener un fuerte interés erótico por otra, pensar en ella continuamente, pasar horas felices a su lado. Y, al cabo de cierto tiempo, perder ese interés porque en el fondo se sienten insatisfechas.

En otros casos, el motor es una desilusión, el desasosiego que lleva a querer probar un nuevo amor. Otras veces, es el deseo de poder, de éxito, de ser admirados y envidiados por estar junto a una persona rica y poderosa, o las ganas de escapar del aburrimiento y la trivialidad.

5. ¿Por qué dos enamorados quieren vivir juntos? 

Porque en realidad sólo están bien cuando están cerca y apenas deseen verse, hablarse, tocarse, besarse, hacer el amor pueden hacerlo. Y la manera más sencilla es viviendo juntos, durmiendo juntos, comiendo juntos. Naturalmente dos personas pueden querer convivir también por otras razones: para no estar solos, para hacerse compañía o para reducir gastos, pero los enamorados lo hacen porque sus cuerpos y sus almas se buscan. Entendámonos, dos personas también pueden formar una pareja viviendo en lugares distintos mientras tengan la posibilidad de verse, de encontrarse. 

6. ¿Es posible la fidelidad recíproca duradera?

Muchos afirman que no, pero eso no es cierto. Es algo que puede pasar también durante largos, larguísimos, períodos, por veinte, treinta años. Y también entre personas que en principio siempre han sido muy libres y no tienen escrúpulos religiosos. La fidelidad es siempre fruto de la voluntad, de una elección voluntaria. Pero esta elección no debe ser entendida como una renuncia. Algunos hombres son fieles porque aman tanto a sus mujeres que no quieren confundirlas, mezclarlas con otras. Las mujeres enamoradas sienten a veces el placer y el orgullo de decir que no al resto de los hombres para ser sólo del único de aquel que merece su amor, su corazón, su cuerpo. Un jardín florido que se abre sólo para él. 

7. Entonces, si el amor puede provocar tanto sufrimiento, ¿qué tiene de bueno?

Convierte cada instante de tu vida en algo pleno, intenso, vibrante. El pensar en tu amado calienta tu corazón, sentir su voz te tranquiliza, estás tan contento como un niño jugando con su juguete preferido. Cuando le ves te emocionas, corres a su encuentro y te abandonas, feliz. Cuando le estrechas y él te estrecha fuerte, sientes que tienes entre los brazos lo máximo que deseas en el mundo. 

Y si bailan pegados sienten una mezcla de orgullo, de dulzura, de ternura y de deseo mil veces mayor que la que podrías sentir bailando con la mujer más bella o el hombre más guapo del mundo. Y luego decirle las palabras mágicas: “¡Te amo, estoy loco por ti!”. Haciendo el amor con él se puede conocer lo que es la dicha. Cuando están juntos cada cosa les parece alegre, cada rostro amigo. Y si te dan a elegir entre si prefieres hacer en soledad un crucero estupendo o unas vacaciones de ensueño en un lugar exótico, o bien quedarte con tu amado en un pequeño albergue no lejos de casa, ¡eliges quedarte con él! 

Pero el amor también es bello cuando es espera, deseo, ansiedad, incluso cuando te hace correr con el corazón en la boca, porque convierte la vida en intensa, rebosante, llena de significado. En definitiva, sólo el gran amor tiene la virtud de convertir cada nuevo encuentro en algo siempre distinto, y nos da un placer, una felicidad cada vez mayor que la anterior. Un “más todavía” que parece imposible, y en cambio es real, y que puede seguir también por muchos años, tantos como para creer que es amor infinito, como el universo. 

8. Finalmente ¿cuales son las reglas para que una pareja perdure en el tiempo?

Me vienen a la cabeza, cuatro.
- La primera es la regla de la amabilidad: tratar siempre bien al otro, no insultarle, no reñirle por tonterías, procurar comprender sus gustos, no imponerle los propios, respetar sus creencias políticas y religiosas.

- La segunda es la regla del placer sexual: hacerle sentir deseado y hacerse desear. No fingir un placer que no se siente porque se le encamina por una senda equivocada. 

- La tercera es la regla de la variedad: evitar la monotonía, inventar nuevas maneras de estar juntos, crear espacios de libertad y no ser opresivos. También observando lo que le complace, excita y hace sentir orgulloso.

- La cuarta es la regla de la entrega: ser fiel, leal y ayudarle hasta el final en cualquier dificultad. Responder de inmediato a su llamado de ayuda. Si se respetan estas cuatro reglas, la pareja puede durar mucho tiempo.

De la sombra a la luz del amor


Cortesía Leonid Afrémov

Para mí, el amor es una experiencia desde el corazón en donde todo es posible pues el alma no tiene edad. En la relación de pareja, la verdad se impone tarde o temprano y para ser auténtica, deben desnudar el alma con el fin de mostrar la luz y la oscuridad que habita en cada uno. Así logramos comprender al otro sin criticarlo ni poseerlo, ya que el amor sano nace de la voluntad de estar juntos sin “obligaciones” ni “exageradas expectativas”. 

La vida en pareja con todas sus decepciones, preocupaciones y angustias también es bella y maravillosamente amorosa. La mayor dificultad del amor es cuando la soberbia y la mentira le ganan a la humildad y al perdón. Juzgar, obligar, vigilar, fingir y competir, impiden que la pareja se realice en la experiencia real y auténtica de amar. El único fin del amor en pareja es el de gozar al dar y recibir afecto, apoyo y seguridad. 

Más allá de las ideas para descifrar el misterio del amor, existe otro leguaje universal que se manifiesta, por ejemplo, al mirarnos en el espejo interior a través de los ojos de nuestra pareja y sin palabras sentir la fuerza de ese amor en el corazón, que al abrirse sin temor a amar y ser amado logrará sanar cualquier dolor contenido en su alma. Pienso que el peor de los pecados es no ser feliz en pareja.

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