Cortesía Nick Fewings
Al hablar del amor usualmente nos descentramos de nosotros mismos y nos centramos en la pareja, los hijos y la familia, pero ¿cuándo fue la última vez que empezaste por ti? El amor es uno de los elementos que brinda sentido, propósito y valor a la vida, es decir, la calidad de amor que brindamos a los demás es proporcional al amor que sentimos por nosotros mismos. Ahora bien, ¿qué tanto te quieres?
El amor propio o philautía como lo denominaban los antiguos griegos, es el misterio que anima todas las cosas. De ahí que, sea fundamental en la consolidación del bienestar físico, mental, emocional y espiritual de los seres humanos, pues implica conocerse a uno mismo, aceptarse tal y como es, con virtudes y defectos.
Es una conversación íntima para entrar en contacto con los miedos más profundos, pero también con los dones y talentos innatos que poseemos. Un viaje interior hacia la esencia misma, dejando de lado la culpa, la vergüenza y la angustia, encontrando la verdad, el perdón y la autenticidad de vivir cada día una existencia plena, serena y feliz.
De esta manera, ya no estamos sometidos a los gustos, caprichos y decisiones de los demás, por el contrario, aprendemos a encontrar un sentido de responsabilidad con nuestras necesidades, a no traicionarnos más y ser una mejor versión de nosotros mismos.
No es orgullo, narcisismo, egoísmo, vanidad o soberbia, es humildad, sencillez, confianza, seguridad y fe, pues el amor propio es dinámico, crece y se cimenta en acciones de un adulto espiritual, que busca un significado personal y siente compasión por sí mismo y otras personas.
Complementariamente, la autoestima es la capacidad que tiene el ser humano de aceptarse a sí mismo en toda su complejidad. Es el valor de querernos tal y como somos, a pesar de los modelos o estereotipos que a diario la sociedad nos impone.
Para llegar a esta valoración, es necesario partir del propio autoconocimiento, reconociendo nuestras fortalezas, cualidades, defectos y miedos, las cuales son herramientas que permiten la construcción de una autocrítica positiva.
De igual manera, es importante que la conciencia de cada uno, evidencie las falencias que impiden dejar de lado el sentimiento de culpa y frustración, factores que incitan a la recriminación y a no aceptar el complemento entre lo bueno y malo de nuestro “SER”.
Si en algún momento de tu día, te has encontrado pronunciando afirmaciones como: ¡No soy capaz!, ¡No sirvo para nada! o ¡No nací para ser feliz!, es hora de que detengas. Estos son claros síntomas de baja autoestima y una ausencia de amor propio.
Lo único que logras es que en tu entorno familiar, laboral, social e inclusive tu pareja, te perciban como una persona de pensamientos negativos, con una baja autoimagen.
El sendero del amor propio
Cortesía Benjamin Wedemeyer
Tranquilo, no todo está perdido, tienes la oportunidad de limpiar ese espejo y observar lo mejor que hay en ti. Llegó la hora de tomar decisiones que cambien tu vida. A continuación, algunas orientaciones para ayudarte en este proceso interior:
1. Deja huella en lo que haces: Alguna vez escuché una frase que decía: “en la vida no te vuelvas indispensable, sé inolvidable”. Es así como se debe ir por la vida, dejando una huella propia, un sello personal en cada cosa que emprendas. Cuando esto suceda, significa que lo has hecho bien.
2. Entiende que la vida no es un cuento de hadas: Los sueños son la materia prima de la vida, pero ¡OJO! No te quedes en las nubes, estos sueños deben transformarse en metas claras y para lograrlo existirán muchos obstáculos, aciertos y caídas, que serán los encargados de fortalecer tu espíritu y tu mente.
3. No dejes tu vida para darle prioridad a otros: Aprende a dar prioridad a tu espacio y desarrollo personal, para no convertirte en la reproducción de vidas ajenas. Es importante el reconocimiento a las personas en tu vida, sólo si representan una motivación positiva y no son verdugos en el camino para alcanzar tus verdaderos deseos.
4. No te sientas víctima, la vida se compone de tus propias decisiones: Si hay alguien que le puede dar un rumbo distinto a tu vida, ese eres tú. Somos responsables de nuestra felicidad o desdicha. Las comparaciones y el conformismo no permiten ver las oportunidades que en ocasiones creemos negadas y las excusas ya no son un medio para justificar los errores.
5. Aprende algo nuevo cada día: De la misma manera en que cuidamos nuestro cuerpo en el gimnasio o spa, es necesario dedicar un tiempo a cultivar la mente, pues enriquecer el pensamiento hace que nuestra percepción explore la satisfacción del crecimiento y la madurez, nivelando el estrés y permitiéndonos descubrir talentos desconocidos.
6. No huyas de los conflictos: No somos ajenos a tener conflictos en nuestra cotidianidad, estos son espacios para demostrar la capacidad que tenemos para afrontar los problemas con sensatez, siendo asertivo y humilde para aceptar los errores cuando sea necesario. Además, son las experiencias que forjaran el carácter.
7. Perdona las críticas, pues siempre son necesarias para crecer: Reconocer nuestros defectos es igual de importante como aceptar las críticas de otros, ya que reflejan aspectos que tal vez nosotros no alcanzamos a visualizar y pueden estar perjudicando el desarrollo de nuestra autoestima. Recuerda de la misma manera en que aprecias tus virtudes debes también tener en cuenta tus limitaciones.
8. Permanece en contacto con la realidad: saca todos los días un tiempo para saber qué piensas, sientes y deseas, con el fin de no engancharte en opiniones ajenas.
9. Actúa en función de tus necesidades y no de tus deseos: concéntrate en lo que necesitas, así lograrás apartarte de los patrones de comportamiento saboteadores y destructivos, que generan problemas y te mantienen anclado al pasado.
10. Cuida de ti mismo: el amor propio implica reforzar hábitos saludables como una alimentación balanceada, ejercicio, buen sueño, intimidad e interacciones sanas con los demás.
11. Establece límites: aprende a decir NO a todo aquello que te afecta física, emocional y espiritualmente, robándote la tranquilidad interior.
12. Perdónate a ti mismo: por naturaleza somos severos con nosotros mismos y debemos procurar aprender de los errores, aceptarnos como seres humanos frágiles y vulnerables, para otorgarnos un auténtico perdón.
13. Vive con un propósito: que tus pensamientos, palabras y acciones provengan de una intención sobria y lúcida.
14. Independencia emocional: es importante empezar a depender más de un Poder Superior que nos ama y acepta incondicionalmente, permitiéndonos permanecer en un centro a pesar de las tormentas, alegrías y problemas normales de la vida.
Por: Armando Martí
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