Indignados, frustrados, y decepcionados, nos hemos sentido los colombianos, con el ambiente agitado y tenso, de las últimas semanas, debido a la aprobación de la polémica Reforma a la Justicia, las objeciones presidenciales, y el posterior hundimiento del “orangután“, el cual “nadie vio“ a pesar de tener el tamaño del legendario King Kong, que antes de morir aterrorizó a toda la ciudad.
Personalmente llamaría a este vergonzoso proyecto de ley: “El Frankenstein colombiano“, criatura creada por el deseo omnipotente, de superar lo imposible, por parte del Doctor Victor Frankenstein. Quien uniendo partes de diferentes cadáveres, y transgrediendo toda ley natural, le dio “vida“ a un grotesco y horripilante ser, que a la postre se reveló contra su inventor, matando a sus seres más queridos, como retaliación, al no conseguir una compañera igual de monstruosa a la Reforma a la Justicia, para que lo acompañara en su soledad. Este pedido fue hecho, por el engendro, al tristemente célebre Dr. Frankenstein, el cual dejó a medio terminar su segunda calamitosa creación, frustrada a tiempo, pues de otra forma, hubieran existido dos monstruos, inconcientes y vengativos, haciendo daño a los habitantes
de la región.
Las consecuencias funestas, de esta decepción político-judicial empiezan a percibirse, tanto en el gobierno, como en el congreso, y las cortes. Así lo reveló una encuesta realizada entre el 21 y 27 de Junio, por la firma Invame Gallup a nivel nacional, donde se ve reflejado el drástico deterioro en la imagen del presidente Juan Manuel Santos, con una caída de 16 puntos, debido a las continuas falencias en el Sistema de Salud, problemas de orden público, y la cuestionable Reforma a la Justicia. De igual manera, la imagen del congreso se vio afectada, llegando a un 69% de desfavorabilidad. Estos resultados lo único que evidencian, es solo una parte de la crisis institucional, que atraviesa el país.
El ir y venir de los parlamentarios y del gobierno para buscar un responsable, generó una serie de excusas, a manera de “lavarse“ las manos frente a la responsabilidad política y judicial, que toda la opinión pública y los medios de comunicación, exigían frente a este acto de atropello. Un circo de malabares, acrobacias, y actos de magia, para contrarrestar la aprobación de la Reforma a la Justicia, y calmar las turbulentas aguas, que están poniendo en jaque la futura reelección de Juan Manuel Santos.
Ya que los colombianos actualmente no creemos en casi nada, debemos aprender como moraleja, algunas lecciones de este insuceso de tinte macabro y absurdo. Por esta razón, quiero hoy compartir con ustedes, una serie de técnicas, que gracias a la Programación Neurolingüística (PNL), y al lenguaje no verbal, he aprendido a manejar durante muchos años, para saber si las personas dicen o no la verdad.
Por ejemplo, ante una futura alocución presidencial, o intervención televisiva de algunos congresistas y senadores de la República, recordemos al observarlos, que la naturaleza del ser humano está diseñada, para tener una comunicación verbal directa por medio del lenguaje, y una no verbal basada en gestos, expresiones, y movimientos involuntarios del inconsciente. Reflejando un comportamiento determinado de la persona frente a un tema o circunstancia específica. En el momento de entablar una comunicación, las palabras solo transmiten el 7 % del mensaje, mientras el tono de voz un 20 al 30 %, y por último el lenguaje corporal un 60 a 80%. Es decir 93% del mensaje se transmite por el tono de voz, y el lenguaje corporal.
Ahora que los padres de la patria están de vacaciones, me atrevo a sugerirles que se tomen un “descanso“ o “retiro espiritual“, para refrescar las ideas, en un ambiente Zen, spa mental o al frente del mar de Santa Marta en compañía de nuestros ancestros tradicionales de la cultura Wayuu, quienes apadrinaron la posesión presidencial de Juan Manuel Santos el 7 de Agosto del 2010, antes que el mismo congreso, allí podrían reencontrarse a si mismos, empezando a legislar como Dios manda. Es decir logrando la paz interior, que no es otra cosa más, que la tranquilidad dentro del orden social, y arrepintiéndose de sus errores como desaciertos, para poder crear las nuevas bases con menos mentiras, y solucionar el caos reinante en el país, erradicando la creaciones de futuros ``Frankenstein´s“colombianos, sin llegar a ser víctimas de su propio invento. Como diría el filosofo griego Aristóteles: “No basta decir solamente la verdad, más conviene mostrar la causa de la falsedad“.
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