Nuestro Derecho a Desaprobar


Por: Armando Martí (Miembro de la SIP)  


El filósofo y escritor Jean-Jacques Rousseau, publicó en 1762 un acuerdo llamado Contrato Social, con el fin de explicar los orígenes y las funciones del Estado y los derechos humanos. Esta teoría se basa en la premisa que para vivir en sociedad los miembros de la misma acuerdan un compromiso unificado, en donde priman los derechos y deberes de los individuos. Del mismo modo, en cualquier momento la comunidad e inclusive la persona puede aprobar o desaprobar, si lo desea, alguno de los puntos del contenido. Esa es la esencia de la libertad y el derecho propio, pues en cualquier situación la inteligencia del hombre puede cambiar el rumbo de las cosas. 



Tuvimos el gusto de recibir en el correo electrónico, un texto enviado por nuestro querido amigo el ingeniero Paul Díaz, quien además es un inquieto y moderno pensador e investigador del comportamiento humano. Inspirados en su argumento, queremos invitarlos a que despiertan su conciencia hacia la erradicación de la indiferencia social por el estado de somnolencia en que permanece nuestra actitud diariamente, visualizando la realidad que está arrasando con la calidad de vida de los seres humanos, al igual que limitando el desarrollo personal y espiritual de cada uno de nosotros. Por lo tanto, deseamos que florezca en sus mentes el derecho a la desaprobación de los temas que a continuación les relacionamos para su reflexión: 

1. Desapruebo la despiadada competitividad como la base de nuestro sistema, pues soy consciente de que este funcionamiento engendra dolor, frustración y cólera a la inmensa mayoría de los perdedores. 

2. Desapruebo la exclusión social de los marginados, de los inadaptados y de los débiles, porque a pesar de los límites que puede asumir la sociedad, ellos no deben quedar excluidos de la misma, pues la compasión y el servicio al prójimo deberían ser los valores básicos de la comunidad.



3. Desapruebo que congelemos o tiremos diariamente toneladas de comida, para que los índices bursátiles no se derrumben, en vez de ofrecer esa comida a los necesitados y de permitirle a algunos centenares de miles de personas no morir de hambre cada año. 



4. Desapruebo que se divida a la opinión pública creando partidos de derecha y de izquierda, que tendrán como pasatiempo la pelea entre ellos, haciéndome creer de esta manera, que el sistema está mejorando y avanzando.

5. Desapruebo que el poder de fabricar la opinión pública, antes ostentado por los partidos políticos y las religiones, esté hoy en manos de hombres de negocios no elegidos democráticamente, quienes manejan la publicidad, centrándola en sus intereses personales. 



6. Desapruebo que la idea de “la felicidad” se reduzca a la comodidad; desapruebo que “el amor” se reduzca al sexo y que “la libertad” se reduzca a la satisfacción de todos los deseos, porque esto es lo que me repite la publicidad cada día. Es simple: cuanto más infeliz soy, más consumo. Y así cumplo mi papel contribuyendo siempre al sano y buen funcionamiento de nuestra economía. 

7. Desapruebo que el valor de una persona sea siempre proporcional a su cuenta bancaria; que se aprecie su utilidad en función de su productividad y no de sus cualidades; y que sea marginado del sistema si no produce lo suficiente. 



8. Desapruebo que se destierre de la sociedad a las personas mayores cuya experiencia y sabiduría podría sernos útil, entendiendo que no somos la sociedad más evolucionada del planeta y necesitamos de sus consejos y guía. 



9. Desapruebo que se me muestren las noticias más negativas y aterradoras del mundo todos los días, para que así, yo pueda apreciar hasta qué punto nuestra situación es normal y cuánta suerte tengo de vivir donde vivo. Sé que mantener el miedo en nuestros espíritus en ningún momento puede ser beneficioso para todos nosotros. 


10. Desapruebo consumir gustosamente la carne vacuna tratada con abundancia de hormonas sin que explícitamente, se me avise del riesgo que corro. 

11. Desapruebo que el cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) se establezca en el mundo entero, permitiendo así a las multinacionales agroalimentarias modificar genéticamente las plantas, patentar nuevos seres vivos, almacenar ganancias considerables y tener bajo su yugo a toda la agricultura mundial. 



12. Desapruebo que los grandes laboratorios farmacéuticos y los industriales agroalimentarios vendan en los países económicamente desfavorecidos, los productos y medicamentos experimentales, los caducados o los que contengan sustancias cancerígenas prohibidas en naciones desarrollados. 


13. Desapruebo la idea de que existen sólo dos posibilidades en la naturaleza: cazar o ser cazado, pues si estamos dotados de una conciencia, un lenguaje y una inteligencia superior, no deberíamos utilizarlas para justificar este modo de actuar tan irracional y primitivo.

14. Desapruebo considerar nuestro pasado como una continuación ininterrumpida de conflictos, de conspiraciones políticas, violación de derechos, injusticias, terrorismo, inseguridad y falta de paz, cambiando estas premisas por la búsqueda de la felicidad y libertad de todos los pueblos. 






15. Desapruebo la inconsciencia del ser humano, pues la naturaleza dedicó millones de años para su creación y su único pasatiempo histórico es la destrucción de su propia especie en unos instantes. 



16. Desapruebo la búsqueda desesperada del beneficio propio, como fin supremo de la humanidad y la acumulación de riqueza como la máxima realización de toda la existencia. De esta manera la vida, jamás será plena y no podrá tener equilibrio ni mucho menos sanidad.


17.  Desapruebo la destrucción de los bosques, la casi desaparición de los peces en los ríos y de la vida en nuestros océanos. Desapruebo la extinción de las especies animales y el aumento de la polución industrial, al igual que la dispersión de venenos químicos y de elementos radiactivos que dañan el agua, el aire y la naturaleza,  haciéndonos creer que es algo necesario para el mejoramiento de nuestra vida . 





18. Desapruebo la utilización de toda clase de aditivos químicos artificiales en las máquinas, en la tierra y en mi alimentación, pues contrario a lo que dice la publicidad son nocivos, peligros y pueden generar enfermedades crónicas. 





19. Desapruebo el sistema, planteándome muchas objeciones al mismo, pues no estoy dispuesto a seguir cerrando los ojos ante todo este caos, con la excusa facilista de que estoy demasiado ocupado con mi subsistencia y con el resto de mis preocupaciones.


20. Desapruebo la imposición de este contrato social, porque he preferido ver la realidad de las cosas así sean dolorosas y confrontativas, y no con la realidad que el mismo sistema me las quiere presentar. 


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