Investigación
por Mariana Florian.
“…encontrar un alma
gemela quiere decir encontrar a la persona con quien todos tus siete centros se
encuentran naturalmente” Osho.
A diferencia
de lo que muchos piensan el tantra no es una corriente de la nueva era, por el
contrario, es una tradición y filosofía oriental que nace aproximadamente en el
siglo VI A.C y está compuesta por dos palabras en sanscrito: Tanoti, que
significa expansión y Trayati: liberación.
Esta
práctica busca generar una conexión con el cosmos a través de la exploración
del cuerpo, la mente y el espíritu, para reconocer los bloqueos de la mente y
el corazón que son el ego, el apego y la ignorancia y así transformarlos en
amor, tolerancia, comprensión y aceptación. El objetivo del sexo tántrico es
encaminar la conciencia de la pareja, por medio del intercambio de energía
(masculina: Shiva y femenina: Shakti), sintiendo el valor del presente y el
sentido de pertenencia a un “todo”.
Una de las ventajas del tantra es que ayuda
a desarrollar destrezas para la auto-sanación, como lo ha enseñado desde hace
algunos años en Colombia María Ferrer, directora
de Dhakini Healing Ways y profesora certificada de Ipsalu Tantra,
(California, Estados Unidos). Su interés en la práctica de esta filosofía surgió a raíz de
una situación muy difícil en su vida, había sido diagnosticada con cáncer en el
pie derecho y en medio de todas las recomendaciones de allegados sobre cómo
enfrentar esta situación, un amigo cercano le regaló un libro del maestro Osho
(El libro de los secretos) acerca de la canalización de la energía y gracias a
estos textos ella decide explorar los caminos del tantra.
Al profundizar en estas enseñanzas María
Ferrer descubre la necesidad de aceptar, perdonar, amar y abrazar todo su ser,
realizando meditaciones y relajaciones de introspección centradas en descubrir
su verdadera esencia y fortalecer la conexión con su divinidad interior, es así
que a través de estas nuevas creencias y acompañada de un tratamiento médico,
el cáncer desaparece. La maestra Ferrer al lograr esta sanación física y
espiritual, encuentra una nueva misión de vida para transmitir estos
conocimientos y lograr enseñarle a cada ser humano el gran poder que tiene
dentro de sí mismo, por lo cual decide ir a Estados Unidos para certificarse en
el tema.
María Ferrer, maestra en Tántra.
Armando Martí, Life coach. Mariana Florian, periodista. Gineth Hincapie,
practicante y maestra de respiración ovárica.
La experta sugiere que muchas mujeres
han reprimido su deseo sexual debido a múltiples factores socioculturales
que desencadenan en miedo, inseguridad y falta de confianza, por esta razón hoy
en día son más comunes las enfermedades relacionadas a los órganos femeninos,
como consecuencia de la somatización emocional y la negación de su naturaleza,
de ahí que las malas relaciones de pareja sean producto del conflicto entre la
competitividad, el resentimiento, el ego y el verdadero yo esencial.
Ahora bien, para formar relaciones sanas es
fundamental que la mujer cure la “herida” emocional, albergada en su útero como
consecuencia de una herencia patriarcal, en la que ha sido sometida y vista
como un objeto. Desde esta nueva conciencia ella misma se permite experimentar
una plenitud entendiendo que su cuerpo y su vientre son un centro de energía y
poder.
En oposición a esas cargas socio-culturales
que restringen el amor en pareja, el sexo tántrico busca la conciencia del acto
sexual con cosas precisas como: adecuar del espacio para un encuentro íntimo
armónico (velas, música, aromas, aceites), recurrir a masajes y caricias para
reconocer el cuerpo del otro, sincronizar la respiración de la pareja,
controlar los genitales para aumentar el flujo de sangre, retener la
eyaculación, es decir, tener orgasmos secos y energéticos, entre otras
prácticas.
¿Por qué es tan importante el sexo en el tantra?
La profesora Ferrer, define el tantra como
una filosofía espiritual por medio de la cual se logra expandir la intuición a
dimensiones de luz y amor, esto se adquiere por medio de la movilización de la
energía a través de los siete chakras, hasta alcanzar un bienestar físico,
emocional y espiritual, partiendo de que el elemento esencial de la mujer es
agua y el del hombre es tierra, por lo que entre más orgasmos logre expresar la
mujer y más inyaculaciones (retención seminal) tenga el hombre se
obtendrá más salud, armonía, amor y longevidad entre la pareja.
Además de este movimiento centrado en la
sanación de la mujer, en Colombia también existe un grupo llamado el Sendero
de la tercera esencia, que enseña a los hombres las prácticas del
camino del Tao sexual. (Próximamente se publicará una investigación sobre este
interesante tema).
Sin duda no es algo sencillo pero se le
puede dar inicio a la práctica del tantra con ejercicios como la respiración
“cobra” y el kriya yoga que dirige la energía a lo largo de la columna
vertebral, para activar la glándula pineal que se encarga de fortalecer el
sistema inmunológico y rejuvenecer las células del cuerpo.
Finalmente podemos concluir que el sexo
tántrico es una alternativa de conocimiento milenario que nos permite
acercarnos más a nuestra naturaleza, al disfrutar de un placer físico que se
convierte en un vehículo para conectarnos profundamente a nuestros sentimientos
y proyectarlos a una conexión con el “todo”, en otras palabras es rendirse al
amor, un elemento que no distingue entre lo femenino y lo masculino, sino busca
una unión de dos almas infinitas donde no habitan los prejuicios y los miedos
se vencen al ser acogidos no por el ego, sino por la compasión, la autenticidad
y la comprensión del sí mismo en resonancia con el otro.
- Twitter: https://twitter.com/armandomarti1
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