Por: Armando Martí
El poder cautivador de lo oculto y
secreto, ha llamado la atención de la humanidad desde tiempos remotos. Tener
conocimiento y control sobre lo desconocido y prohibido, ha sido uno de los motores
por los cuales la magia logró perdurar en la historia. Esta camaleónica palabra,
tiene diversos orígenes derivados del griego mageia es decir una
“cualidad de sobrenatural”, del antiguo persa magus que significa “ser capaz” y del sanscrito maga equivalente a “ilusión”.
“cualidad de sobrenatural”, del antiguo persa magus que significa “ser capaz” y del sanscrito maga equivalente a “ilusión”.
En el mundo de la magia confluyen
conceptos, percepciones y significados, que han modificado a través del tiempo
los fundamentos de esta práctica, la cual tuvo sus inicios como un proceso de
relación y adaptación entre el hombre primitivo y la naturaleza, con el fin de
dominar las diversas propiedades de la misma, por medio de un conjunto de
rituales. Así, poco a poco, entre ensayo y error, se forjaron unas creencias
basadas en la existencia de seres espirituales, de los cuales podían obtener
fuerza y dominio sobre los elementos para sobrevivir. Por consiguiente, los
practicantes de esta antigua sabiduría, eran conocidos como magos sin distinción
de género, pues se encargaban de guardar y enseñar muy sigilosamente este
conocimiento sagrado.
De esta manera, la magia se fue
ramificando en prácticas, cultos y ceremonias, según la necesidad. Por ejemplo,
el canibalismo mágico era utilizado por los guerreros, quienes pensaban que al
comer un órgano del cuerpo de su rival como el cerebro o el corazón, podían
adueñarse de las cualidades que el muerto poseía, como la fuerza y el valor. También
descubrieron que la danza y la pintura, eran instrumentos propicios para
exaltar y hacer un llamado a las deidades de otorgar a los mortales atributos
de la naturaleza, como la potencia del rayo, la resistencia del agua, la
energía del fuego y la firmeza de la tierra, entre otras aptitudes.
Más adelante, empezó a surgir la
magia blanca como un acto de gratitud para seguir consiguiendo cosas buenas,
contrario a la magia negra que se creó con fines egoístas y destructivos. Igualmente,
apareció la magia roja con el propósito de influenciar en los aspectos amorosos
y sexuales de las personas, junto con la magia verde destinada a los hechizos.
Es importante resaltar que tanto
la voluntad como la intencionalidad, son dos componentes esenciales para
consumar la magia. La intención dirigida con claridad, es la que le da vida al
acto mágico, ya sea enfocado en el manejo de fuerzas naturales, en la
orientación energética/espiritual o en la anticipación de hechos próximos, y la
voluntad se convierte en el vehículo para catalizar y materializar los deseos
del inconsciente.
Como decía el poeta y científico
alemán Johann Wolfgang von Goethe: - “la
magia consiste en creer en ti mismo, si lo logras, conseguirás que cualquier
cosa suceda”. Por eso, dentro de cada uno de nosotros yace un mago, que al
ser nutrido de autoconfianza y seguridad, hace que lo imposible se vuelva
posible, pues contamos con la capacidad innata de la palabra y el lenguaje, para
convertirnos en arquitectos de realidades con diversas posibilidades,
reafirmándonos como seres originalmente mágicos.
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