Enigmático: ¿De qué se trata el amor?



Fotografía Armando Martí


Por: Armando Martí

“Quiero amarte, no aferrarme; valorar, no juzgarte; acompañar, no invadirte; apoyar, no exigirte; invitar, no obligarte … Todo esto será posible, si logramos conocernos mejor”. Virginia Satir 

Durante el pasado puente festivo en Colombia (3 de junio), con motivo de la celebración católica del día de la Ascensión de Jesucristo al lado de su Padre Celestial (tras 40 días de su resurrección), pude afortunadamente descansar del acelerado ritmo de Bogotá.

Dediqué tiempo para mí mismo, hice algunas cosas que me gustan, como pasear con mi mascota Pepper/Zen, dormir más horas, leer algunos capítulos de libros que tengo en espera y ver películas de mi apreciada filmoteca personal. 

Precisamente, escogí las obras del cineasta francés Emmanuel Benbihy, creador de la franquicia “Cities of Love” conocidas también como París, je t´aime (2006), New York, I Love You (2008), y más recientemente, Berlin, I Love You (2019). 

Estas reveladoras películas, tienen como temática plasmar la universalidad del amor en las principales ciudades del mundo, a través de la visión de importantes directores de cine y protagonizada a su vez, por famosos actores internacionales, quienes por medio de cortas historias logran que nos identifiquemos con encuentros llenos de esperanza y amor entre las parejas, teniendo como testigo de sus emociones a la ciudad, en donde se desarrolla cada puesta en escena de estos geniales directores. 

Como atento espectador de las alegrías, tristezas, engaños, celos, separaciones y encuentros no esperados, sentí que toda esta gama de sentimientos humanos fueron el detonante interior que me inspiró a reflexionar y escribir sobre estas emociones del amor, el erotismo, el deseo y la pasión, que hoy les quiero compartir. 

El amor como camino


Cortesía Armando Martí

Hablar del amor no habilita que se le defina, pues el amor es algo que sucede: no se analiza y mucho menos se controla. El lenguaje puede proyectarnos la leve ilusión de entendimiento, pero algunas palabras obstruyen el significado del verdadero misterio de esta emoción. 

El amor se vive cuando se ama y por eso los amantes viven en el amor. Jamás lo entenderán, porque el amor los ha fundido y convertido en el amor mismo.

“Somos” el amor y no somos una sola cosa. Sin embargo, el amor es una fuerza personal que anima todas las cosas, pues la vida pasa por mí, no soy yo el que pasa por la vida. Por eso, el gran secreto del alma es que desde su amorosa esencia me ayuda a renacer, comprender mis errores y reinventarme día a día. 

Cada deseo particular en la pareja complementa su unidad. Así como debo inhalar el oxígeno para vivificar mi sangre, también, naturalmente debo exhalar el aire para liberarme de las toxinas que me hacen daño.

Con los enamorados ocurre lo mismo: se complementan desde una intención agresiva o una acción sanadora que sucede en diferentes tiempos, según el estado anímico interior de cada uno.  

El amor en esencia nunca nos hará daño, es el ego y nuestra dualidad, la que nos hace sufrir y confundirnos. Esta dolorosa desarmonía, nos indica que estamos desconectados del verdadero amor. 

Tu Maestro Interior, conoce el momento exacto en el que debes alejarte de esa pareja, para volver a encontrar dignidad y honrarte a ti mismo, con el fin de que todo fluya y se equilibre nuevamente, poniendo límites a esa relación que estaba convirtiéndose en un campo de batalla. 

Quizás la rutina de “tener seguro al otro”, fue apagando poco a poco la pasión y sin esta motivación, la vida va perdiendo una parte de su sentido. 

La pasión es un elemento poderoso para sentirnos vitales, no desde el concepto occidental de poder, que se utiliza para controlar al otro, sino por medio del concepto oriental del camino del Tao, que nos enseña a armonizar nuestra mente y a fortalecer la voluntad y el deseo de estar juntos sin forzar esta misteriosa fuerza. 

Desde nuestro inconsciente y para sobrevivir, pretendemos dividirnos de todas las cosas, sin entender antes, que es imposible separarnos de nosotros mismos. 

El amor sin condiciones


Cortesía Armando Martí

Cuando intentamos analizar, negar o dominar el amor, paradójicamente estamos más atados a seguir amando, pero desde una orilla equivocada que desde el orgullo nos hace confundir sexualidad, erotismo y pasión, con el auténtico amor incondicional. 

El amor incondicional es un extenso proceso de cambio, que se fortalece dentro del cambio. Es un mejoramiento continuo que nos conduce a dejar la ilusión de ser perfectos por la realidad de ser perfectibles. 

De esta forma, construimos una relación con nosotros mismos, para ofrecer una relación sana con el otro, ya que, amar es relación y el relacionarse, es el sentido de la existencia. 

Como nos enseñó al grupo de profundización en teología, nuestro querido profesor y amigo, el sacerdote y psicólogo clínico el padre Humberto Silva Silva (Q.E.P.D), también gestor de la Fundación Kairos: 

“Para poder ser feliz y encontrar el amor, primero debes centrarte en ti mismo (para conocerte); segundo debes descentrarte en la pareja (para dar de ti); y finalmente, juntos deben centralizarse en Dios (para vivir en plenitud el amor)”

Los errores en el amor


Cortesía Armando Martí

Al “enamorarnos” sin saber quiénes somos, nunca podremos estar satisfechos. Por el contrario, casi siempre nos hemos sentido vacíos, desanimados, ansiosos, oprimidos y bloqueados para expresar los sentimientos. Es así como elegimos desde esta tragedia interior, a alguien que también la contenía. 

Sin embargo, en algunas ocasiones el cielo se equivoca y descubrimos que vivíamos una existencia angustiante, árida e improductiva.

Al encontrarnos el uno con el otro, en circunstancias similares a través del dolor y el sufrimiento natural de la existencia, es posible transformar este estado a través del consuelo mutuo y la voluntad de militancia en el amor, pues sin compromiso y sacrificio, el amor se convierte en algo desechable y sin valor. 

Cuando esto sucede, emerge una fuerza victoriosa, pues al aceptarme como soy y reconocer mis defectos de carácter, se activa una nueva actitud para confrontar mi oscuridad interior. Es así como la palabra “juntos”, adquirirá un rumbo nuevo de apoyo y mutua comprensión. 

Solo cambiando interiormente, podemos arriesgarnos a tomar la mano de nuestra pareja para realizar los sueños a los que habíamos renunciado. 

Si esa otra persona no está dispuesta a transformarse, será imposible corresponder ese amor, debido a que por ley de reciprocidad no se podría fortalecer este vínculo. 

En realidad creemos que nos enamoramos muchas veces en la vida, pero de cara a la propia honestidad, en el fondo sabemos que han sido muy pocas las personas, quienes lograron que nos entregáramos a ese sentimiento. 

El disfraz del orgullo y los complejos de superioridad basados en los complejos de inferioridad, nos hacen afirmar ante todos, que hemos logrado que muchas personas se enamoren de nosotros, así como también nosotros de ellas. 

Pero esto es mentira, eso nunca fue verdadero amor, tal vez caprichos, ilusiones y espejismos, más no un genuino amor. 

Son muy pocas las personas que nos han tocado el corazón o han logrado hacernos sentir incompletos sin su presencia, la cual nos brinda paz, alegría y plenitud, así como también momentos turbulentos, cuando los celos se apoderan de la mente reactivando profecías pesimistas y autodestructivas. 

Pero incluso, los celos son un indicador de amor al querer a esa persona solamente para nosotros y estos cambios de amor/odio, pueden ser mejorados con diálogos amables. Como diría el Taita y médico ancestral Marcelino Chindoy: “Debemos aprender a comprender al otro”

Un camino simple


Cortesía Armando Martí

En realidad el amor es simple, ya que, se encuentra plenitud en mirar juntos una película, caminar de la mano por la calle, escuchar sus historias y contar las nuestras, y desear estar juntos a pesar de la compañía de otras personas, aumentando este deseo a través de pequeños detalles.  

El amor emerge desde la profundidad del alma, estremeciendo nuestras emociones e instintos de formas inimaginables.

Cuando menos lo pensemos, donde menos lo esperemos, con quien nunca imaginamos que sucedería, en cualquier ambiente, cualquier día a cualquier hora, el amor se nos revela con una certeza inesperada de que nos hemos enamorado.

Y allí donde antes habían dudas, surge una angustiante claridad que nos invita a rendirnos para gozar del derecho de amar y ser amado.

Amantes del amor



Cortesía Armando Martí

Conectarse  integralmente al amor implica la aceptación tanto delsexo, las emociones, la ilusión y la frustración, como también de opciones positivas al construir un proyecto inteligente de vida juntos.

Sexo y amor, son la eterna pregunta con respuestas similares desde todos los ángulos religiosos, románticos o científicos, pues es la misma cara de una sola moneda: en esencia es unificación y no división. Al intentar separarlas, aparece la reprensión abriendo las puertas a múltiples patologías mentales. 

La paz interior se produce cuando regresamos a la inocencia y gozamos nuestra naturaleza más profunda, es decir, la capacidad de elegir a quién nos entregamos y con quién compartimos nuestra intimidad, sin condiciones ni imposiciones. 

Esa entrega libre y ese ¡Sí quiero! Son espontáneos y es uno de los misterios más insondables del ser humano.

Más allá del simple “deseo sexual” masculino o la conquista del orgasmo femenino, existe otra maravillosa dimensión del amor llamada “el éxtasis” y para llegar a ese nivel de conciencia, es necesario experimentar el sexo y no quedarse únicamente en las ideas, prejuicios, temores y pensamientos. 

La energía sexual y los sentimientos del corazón deben aprender a conocerse, a ser amigos, a sentirse cómodos y confiados dentro de cada cuerpo, para producir la alquimia sagrada que los identifica con su propia divinidad con el propósito de ser libres. 


Durante el “éxtasis” los amantes del amor trascienden el tiempo y el espacio. Al desnudar el alma, el ego se evapora, pues ambos están sin las defensas y las máscaras del miedo. Por fin pertenecen al universo y son parte del todo.

El peor pecado es no ser feliz, venimos a la vida para conocer el amor y ser felices, este valor integral es mucho más importante que el de volvernos influyentes en la sociedad o desear poder, riquezas materiales y dominio sobre los demás. 

La fuerza del amor


Cortesía Armando Martí

El amor es profundo y poderoso como el universo, pero vive de pequeños detalles y sencillas manifestaciones de amabilidad y bondad. Para algunas personas una de las relaciones más difíciles de lograr es ser amigos de ellos mismos.

Si dejas que el amor habite en ti, el resentimiento y el odio no podrán ser tus huéspedes. Por eso no mendigues amor a nadie, y llénate de dignidad y paz, sin importar que te alaben, critiquen y digan que no te aman o van a abandonar.   

Recuerda la fuente del auténtico amor florece en tu corazón. Al dejar que la energía vital fluya para tu propio descubrimiento y evolución, ya no te quedarás “enganchado al otro”, creyendo que eres Dios al intentar cambiar al otro. 

Sin honestidad el amor es inestable, sin cuidado el amor está perdido, sin respeto el amor es infeliz, y sin confianza el amor es asfixiante. 

Del deseo sexual a la divinidad

Si reprimes tus instintos no aprenderás a gestionar tus emociones, por eso debes conocerlos y lograr el dominio de sí mismo, pues sin este proceso no llegarás a vivir el amor y tampoco experimentarás la conexión con Dios. 

Procura no olvidar, que la necesidad de tu exagerada perfección, es el principio del fin de la pareja, por la sencilla razón que el amor nace y no se impone.

En algunos casos al culpar, rotular, señalar y criticar a tu pareja, es porque estás ocultando y disimulando tus propios defectos y contradicciones internas, pues la pareja es en realidad tu propio espejo. 

La mayoría de las relaciones de pareja terminan, porque una vez que la persona te conquista, deja de hacer las cosas que hacía antes para agradarte, pues nunca fueron verdad. La domesticación en el amor de pareja anula su esencia vital. 

De ahí que la energía se agota en busca de aprobación mutua, y por temor, fingen lo que no son. Cuando la pareja aprende a abandonar la competencia y el resentimiento que busca dañar al otro y a sí mismos, esto se convierte en un indicador de que la felicidad está en camino. 

Las verdaderas historias de amor comienzan, cuando dejamos ser a la otra persona quien realmente es, y el mayor acto de consideración con nosotros mismos, es mirar qué cosas pueden cambiar para ofrecerle a tu pareja un amor vital y equilibrado.

Una pareja sana, además del amor mutuo necesita: sinceridad, humildad, paciencia, lealtad, paz, autoestima, pasión y sueños.  


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