Fotografía Armando Martí
Por: Armando Martí
El año va culminando y pasando de forma vertiginosa. Comienza la primera semana de noviembre, y en un abrir y cerrar de ojos, ya estamos en las festividades decembrinas. Han sido tantos los acontecimientos diarios registrados por los medios de comunicación, que resulta muy difícil asimilar y digerir estas impactantes y traumáticas noticias, que parecieran no tener fin.
Ante este panorama, cada vez es más complejo analizar y reflexionar sobre la génesis de la violencia, la pobreza, el desempleo, la inseguridad, la corrupción, la desigualdad y muchos otros factores, que confunden y además asombran, pues terminamos por anestesiar nuestra conciencia en un presente pesimista en un extremo, y místico en el otro. De esta forma, ahora somos “observadores observados” de una frenética “locura lúcida”, que todo lo disfraza a través de una triste sonrisa de “bienestar infinito”.
Siento en mi interior la necesidad de escribir sobre mi propia incomodidad, que no sólo es detectada por un cerebro al borde de un colapso nervioso debido al estrés, sino, además, por un alma vacía que muchas veces se siente derrotada, ante un mundo que ha cambiado su brújula interior por un reloj que marca cada minuto de su vida, en pos de la productividad económica y laboral.
El poder del pensamiento
Cortesía Armando Martí
Somos una especie única dotada de inteligencia infinita, por eso cada pensamiento produce un sentimiento y cada sentimiento una emoción, formando un puente comunicativo dinámico. Identificar y estabilizar las frecuencias tóxicas como la ira, el resentimiento, la envidia, el egocentrismo, los celos y la manipulación que alteran la salud, es el primer paso en el camino de la recuperación. El secreto para lograr un equilibro interior, radica en cambiar la actitud de negación por esperanza y confianza, proyectando el futuro en compañía de una fuerza espiritual.
Vivir plenamente es aprender a hacer el bien. De esa intención depende dar el paso de perdonarnos y perdonar a los demás; un elemento clave del amor que es concedido como un regalo del cielo. El sanador está en cada uno de nosotros. Actívalo protegiendo tu sobriedad y sosiego, tomando distancia de todo aquello que te haga perder la paz personal.
Cada persona tiene a su propio Dios en la vida, y por eso no debemos creernos la guía de nadie. Los ancestros indígenas dentro de su sabiduría natural afirmaban: “Comemos hoy lo que cocinamos ayer”. Es decir, si pensamos o actuamos de forma adversa contra otras personas con criticas destructivas, ironía y rabia, no esperes en el presente sentirte bien. El futuro se puede transformar en la medida que exista un compromiso para construir una arquitectura interior con un programa ego-reductor, logrando desde la confrontación responsable, recuperar nuestra autoestima y el vínculo sagrado con el Creador.
El dominio de sí mismo
Cortesía Armando Martí
Estoy leyendo algunos textos que resumen las enseñanzas de Buda Gautama, condensados en el libro del Dhammapada, escrito en el siglo IV d.C. a modo de antología de 423 versos, reconocidos como una obra maestra de la literatura budista temprana:
“Somos lo que pensamos.
Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos.
Con nuestros pensamientos creamos el mundo.
Si hablas y actúas con una mente pura,
la felicidad te seguirá.
como tu sombra, inquebrantable.
¿Cómo puede una mente turbada comprenderlo?
Ni tu peor enemigo es incapaz de causarte tanto daño
como tus pensamientos, si te encuentras desprotegido.
Pero una vez que los dominas,
nadie puede ayudarte tanto ni siquiera tu padre o tu madre.”
El dominio de sí mismo, así como también el conocimiento interior, nos refuerza la sensatez para entender que muchas cosas de las que habíamos aprendido e inclusive creído a “pie juntillas”, no son reales, y es el tiempo de desaprender estas creencias que nos hicieron cometer dolorosos errores. La principal en mi caso es reconocer que en algunas ocasiones no he sido el mejor en “nada” de lo que he hecho, pero sí he sido “uno” de los mejores, en ciertos desempeños profesionales y sociales.
No hay nada que desgaste más nuestra energía física y emocional que el deseo de la perfección. Para entender esto, ha pasado mucha agua debajo del puente de mi vida. Hace un par de días cumplí años, e hice un alto en el camino con el fin de valorar el sentido de la paz como esencia sanadora en la existencia.
El arte de vivir en paz es el resultado de haber atravesado diferentes pruebas adversas, dolorosas, desafiantes y reveladoras a lo largo de la vida, que impulsan al encuentro de la auténtica esencia. Conocerse a uno mismo es un proceso largo y de transformación constante, pues hemos aprendido a utilizar varios disfraces sociales, que nos separan del carácter humano y trascendido con el que fuimos creados.
La mentira habita en la Tierra mucho antes que las palabras. Las especies se camuflaban para sobrevivir en lugares salvajes y agrestes. Hay realidades ocultas en las profundidades del inconsciente, en esa caja de Pandora llamada mente, tales como heridas de infancia, traumas, abusos emocionales y sexuales, ira, resentimiento, rechazo y muchas otras emociones encubiertas. El Viaje Interior es uno de los caminos más liberadores hacia el encuentro con el verdadero Yo.
Sin prisa, pero con la firme y humilde convicción de seguir la guía de un Poder Superior y desde el lenguaje del corazón, podemos tener la oportunidad de sanar, perdonar, aceptar y liberar todo este peso existencial, reconociéndonos como seres vulnerables pero aceptados y unidos al amor incondicional del Creador.
El rumor del torrente
Cortesía Armando Martí
Uno de mis autores favoritos es Ramiro Calle, especialista en meditación, psicoanálisis y psicología oriental, y quien es autor de cientos de libros y artículos. Él ha recorrido todo el oriente, para compilar uno de sus textos titulado: “Los mejores cuentos espirituales para la vida diaria”, Editorial Kailas, (Madrid, España). Entre más de 100 cuentos que leí, este que hoy les comparto, fue uno de los más sencillos pero contiene muchas claves para resolver y entender nuestros problemas cotidianos:
“El discípulo y el maestro van caminando por el campo. De súbito el discípulo pregunta:
- Maestro, ¿cómo puedo hacer para entrar en la vía?
- ¿Oyes el rumor del torrente? – pregunta el discípulo.
- Sí.
Y el maestro dice:
- Ahí está la puerta.”
Reflexión: La puerta está en todas partes y en ninguna. Muchas veces damos y damos vueltas alrededor de la casa (la casa de la sabiduría y el sosiego) y no hallamos la puerta, pero porque la pasamos de largo por nuestra ofuscación, apego, aborrecimiento, miedo y ausencia de sabiduría. La puerta nunca ha dejado de estar y lo que faltaba era nuestra visión clara para hallarla.
El don de la serenidad
Cortesía Armando Martí
Hace muchos años, mi abuelo Campo Elías, cada vez que se terminaba el año, me repetía incansablemente estas palabras que me sirvieron como lección: “Vida honesta y ordenada, usar de pocos remedios y emplear todos los medios de no preocuparte por nada. La comida moderada, ejercicio y diversión. Poco encierro, mucho trato y constante ocupación. Alegrarse en ayudar y muy poco criticar, para una vida tranquila poder llevar”.
El poder de la sencillez nos ayuda a entender la realidad con calma, y a enfocarnos en conseguir que nuestras metas y objetivos estén basados en la buena intención, pues los frutos reales no son siempre económicos. Es importante nuestro capital emocional y en la medida que brindemos amor y compasión, esa misma energía será automáticamente dirigida hacia nuestro propio interior, con el fin de volvernos dueños de nuestros actos y decidir un mejor destino.
El mundo actual va cambiando debido a la inusitada globalización, la cual está acercando razas, nacionalidades, religiones y culturas que se pueden convertir en elementos que nos unan como hermanos o nos separen y vuelvan enemigos. Nuestra responsabilidad es decidir el bien, para hacer de este mundo, un sitio en donde vivamos en paz y armonía.
Esa capacidad interior, se fortalece a través de la meditación, la oración y la reflexión. Pero no es evadiendo la vida como lograremos esta meta universal, sino por el contrario, viviendo la vida con sus confrontaciones, problemas y desafíos. Tenemos una inusitada capacidad espiritual para superar cualquier dolor o situación por terrible que sea.
Finalmente, quiero recordarles las palabras de Viktor Frankl (1905 – 1997), neurólogo y psiquiatra, fundador de la Logoterapia y quien fue confinado a Auschwitz, quizás al más tenebroso de los campos de concentración Nazi, y que sobrevivió con la férrea voluntad al afirmar: “¡Sí a la vida, a pesar de todo!”. A continuación, un fragmento de su testimonio:
“Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino. Y allí, siempre había ocasiones para elegir. A diario, a todas horas, se ofrecía la oportunidad de tomar una decisión, decisión que determinaba si uno se sometería o no a las fuerzas que amenazaban con arrebatarle su yo más íntimo, la libertad interna; que determinaban si uno iba o no iba a ser el juguete de las circunstancias, renunciando a la libertad y a la dignidad, para dejarse moldear hasta convertirse en un recluso típico.”
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