Fotografía Armando Martí
Por: Armando Martí
Que gran oportunidad me brinda la vida, al disfrutar de la “tranquilidad” que temporalmente invade a nuestra querida Bogotá durante este puente festivo, en donde se celebra la Independencia de Cartagena. A lo largo de estas sagradas horas, puedo estar en silencio conmigo mismo, desconectarme de la “Matrix” tóxica del celular, las redes sociales y a veces de las tristes noticias nacionales, eligiendo lo que más me gusta hacer: escuchar música, ver películas de cine clásico e independiente, y, sobre todo, leer algunos de los libros que tengo en espera.
Cortesía Editorial Herder
En esta ocasión, pude deleitarme con varias páginas de una de las obras del autor sur coreano, Byung-Chul Han, titulada: “El aroma del tiempo” (Un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse), Editorial Herder (Barcelona, España). Desde la introducción hasta el último capítulo, cada frase está cargada de lucidez, análisis y guía hacia el lector, que, como yo, contenga una mente inquieta y se preocupe por la situación psico-social del mundo moderno.
A través de su óptica filosófica, literaria y teológica, Byung-Chul Han, describe qué es la dispersión temporal de nuestra mente, afectada por el automatismo y el exceso de estimulaciones y sugestiones emanadas de la sociedad del “cansancio” y del “consumo”. Por eso, tenemos la impresión de que el tiempo se ha acelerado y ya no disponemos de él como antes, sintiéndonos angustiados y perdidos, pues la “disincronía” es la responsable de la atomización del tiempo y el desorden mental del ser humano, al cambiar su brújula interior por un inexorable e inclemente reloj que lo convierte en un individuo automatizado, en donde la humanización para el sistema productivo es casi un sacrilegio.
Así lo confirma el autor: “la vida ya no se enmarca en una estructura ordenada ni se guía por unas coordenadas que generen una duración. Uno también se identifica con la fugacidad y lo efímero. De este modo, uno mismo se convierte en algo radicalmente pasajero. La atomización de la vida supone una atomización de la identidad. Uno solo se tiene a sí mismo, al pequeño yo.
En cierto sentido, se sufre una pérdida radical de espacio, de tiempo y del ser – con. La pobreza del mundo es una aparición disincrónica y hace que la gente se encierre en su pequeño cuerpo que intenta mantener sano por todos los medios, porque, de lo contrario, uno se queda sin nada. La salud de su frágil cuerpo sustituye al mundo y a Dios. Hoy en día, morir resulta especialmente difícil. La gente envejece sin hacerse mayor”.
El filósofo sur coreano, Byung-Chul Han, autor de diversos libros.
Además, agrega en medio de esta magistral y reveladora disección de la situación cotidiana, la cual irremediablemente desemboca en una crisis universal (a menos de que abramos nuestra mente y le demos prioridad a convertirnos en seres conscientes, responsables de nosotros mismos y, por ende, de toda la sociedad):
“El final de la narración, el final de la historia no tiene por qué traer consigo un vacío temporal. Al contrario, da lugar a la posibilidad de una vida que no necesita la teología ni la teleología, y que, a pesar de ello, tiene su propio aroma, pero requiere una revitalización de la vita contemplativa.
La crisis actual no está menos vinculada a la absolutización de la vida activa. Esta conduce a un imperativo del trabajo, que degrada a la persona a animal laborans. La hiperkinesia cotidiana arrebata a la vida humana cualquier elemento contemplativo, cualquier capacidad para demorarse. Supone la pérdida del mundo y el tiempo. Las llamadas estrategias de desaceleración no son capaces de acabar con la crisis temporal contemporánea. En realidad, no hace más que esconder el verdadero problema. Es necesaria una revitalización de la vita contemplativa”.
Estoy de acuerdo con este genial autor, en que la necesidad de la vita contemplativa (refiriéndose al arte de conocerse a uno mismo), nos devuelve la libertad personal para salir de la hipnosis colectiva a causa del sistema actual, basado en la “expulsión” y la “explotación” del otro.
En realidad, el destino del ser humano no lo determina la buena o la mala suerte, tampoco lo descifran los rituales mágicos o el karma, solamente sus decisiones conscientes y valientes influyen positivamente en el futuro. Vale la pena, aquella lucha diaria por romper las cadenas de la ignorancia como parte del “enjambre humano”, pues representan un continuo intento por expandir lo limitado y frágil que la sociedad nos ha hecho creer que somos.
Finalmente, Han, como marco referencial de sus investigaciones, hace referencia a autores como Aristóteles, Foucault, Heidegger y especialmente a Marcel Proust, el famoso novelista, ensayista y crítico francés que destacó por su libro “En busca del tiempo perdido”, debido a la influencia en la literatura, la filosofía y la teoría del arte. De igual manera, su obra se centra más en la necesidad de “ser” que en la de “tener”, y plantea que si no sé quién soy en realidad o no inicio un proceso de conocimiento personal, todas las metas y objetivos difícilmente lograrán mantenerse a largo plazo.
Como Coach de Vida: Ontológico y de Emociones, estoy de acuerdo en que saber quién soy y lo que en realidad quiero, se ha convertido a lo largo del tiempo, en premisas de vida para mis asesorados y como parte de mis consultas.
El cuestionario Proust: un elemento para conocerme
Cortesía Nørdicalibros
El cuestionario Proust es un juego de salón del siglo XIX, popularizado por los contemporáneos del novelista francés Marcel Proust. Las preguntas tienen una secuencia que forman una imagen completa de la personalidad, pues abarcan temas desde las aspiraciones de vida hasta los temores más profundos y sensibles del ser humano, los cuales permiten ver tanto fragmentos del inconsciente como del alma. Proust estaba convencido de que las respuestas que daban las personas ponían al descubierto su verdadera naturaleza.
Por esta razón, quise experimentar conmigo mismo este cuestionario, para saber si me conocía tan bien como creía. Frente a un espejo y con una pequeña grabadora, fui respondiendo una a una las preguntas. El resultado se los presento a continuación, invitándolos a que también lo intenten ustedes mismos. Estoy seguro de que se sorprenderán como yo del revelador desenlace.
Cortesía Armando Martí
1. ¿Cuál considera que es su gran logro?
Mi mayor logro es haber sobrevivido a la vida, pero aprendiendo a vivir. Además, paralelamente, he seguido un proceso lúcido de reconocer y superar mis propios defectos de carácter, sin seguir usando los disfraces y las máscaras que muchas veces nos impone la sociedad.
2. ¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
La felicidad perfecta no existe, lo más cercano a ella es entender que no debo seguir evadiendo la vida, sino por el contrario, viviendo la vida desde la realidad. Busco en lo posible la paz y la calma personal desde la base de cuidar de mí mismo, dejando en manos de Dios el presente y futuro de mi vida.
3. ¿Cuál es su rasgo más característico?
La curiosidad por descubrir los misterios de la vida, pues poseo una mente inquieta, la cual trato de complementar con la virtud de la paciencia al escuchar a los demás sin interrumpirlos ni juzgarlos mientras se desahogan, y posteriormente, dialogando juntos para encontrar alguna salida.
4. ¿Quién es su héroe de ficción preferido?
Indiana Jones, por su mezcla de científico, investigador y aventurero.
5. ¿Quiénes son sus escritores favoritos?
Viktor Frankl, Hermann Hesse, Thomas Merton, Paul Ferrini, Mario Benedetti y Pablo Neruda.
6. Si muriera y reencarnara en una persona o cosa ¿qué cree que sería?
Sería un ser simple, despreocupado, tranquilo y agradecido por cada día que me regala la vida desde esa plenitud, por eso quisiera ser un árbol que mirase de frente al Mediterráneo.
Cortesía Armando Martí
7. ¿Cuándo fue más feliz?
Hoy soy feliz.
8. ¿En qué ocasiones recurre a la mentira?
En mi profesión como terapeuta la mentira produce los desequilibrios emocionales, los cuales se sanan quitando los bloqueos que nos impiden ver la verdad. Por lo tanto, procuro en lo posible no mentir. Sin embargo, a veces digo algunas mentiras piadosas por hacer sentir bien a una persona y presentarle ciertas situaciones de otra manera sustentadas por la prudencia.
9. ¿Cómo le gustaría morir?
En paz y tranquilo conmigo mismo. Espero morir aceptando la sorpresa de dejar de existir.
10. ¿Qué es lo que menos le gusta de su aspecto?
Cuando me miro al espejo, mi rostro es melancólico y siento el peso de haber vivido tan de prisa.
11. ¿Quién es la persona viva a la que más admira?
A mi madre Terelinda. En ella confío plenamente, pues es una persona de una fuerza mental y lucidez interior extraordinaria, que aún hoy, a sus 86 años tiene el espíritu de una persona de 25 años y nos sacó adelante a mis hermanos y a mí. Siempre piensa en ayudar a los demás, está llena de amor, no tiene egoísmos y ha mejorado su sabiduría con el paso de los años.
12. ¿Cuál es su gran pesar?
Mi padre, pues no tuve una comunicación abierta y cálida con él. Cuando murió mi frustración fue no haber tenido más tiempo para abrazarnos desde la amistad y el afecto, y que entendiera que lo aceptaba tal y como era.
13. ¿De qué palabras o frases abusa usted?
Aquella de Viktor Frankl padre de la Logoterapia: “Si no soy yo ¿quién? y si no es ahora ¿cuándo?”.
14. ¿Cuál es para usted la máxima expresión de la miseria?
He visto en Bogotá gente tapada con periódicos y cartones soportando el frío de las 3:00 AM, niños llorando de hambre y familias de desplazados perdiendo sus esperanzas; pero la máxima miseria es esta guerra sin sentido, que desde hace más de 50 años consume a nuestro país.
15. ¿Qué talento le gustaría tener?
Me hubiera gustado tocar la guitarra como David Gilmour del grupo británico Pink Floyd.
Cortesía Armando Martí
16. ¿Cuál es su estado de ánimo actual?
Esperanzador pero basado en la realidad de la aceptación para soportar el dolor de la vida, y gozar en otras ocasiones, de muchos instantes de alegría.
17. ¿Cuál es su bien más preciado?
Mi biblioteca personal y de consulta, mi colección de películas de cine arte, el álbum de fotos de mis hijos cuando eran pequeños y mis maravillosos CD`s que he venido recopilando durante décadas.
18. ¿Quiénes son sus héroes en la vida real?
Indudablemente su S.S el Dalai Lama, a quien conocí personalmente y a través de sus enseñanzas reconocí el amor, la compasión y la entrega al servicio de los demás que él aporta al mundo no sólo como jefe de estado, sino también como líder espiritual del Tíbet. De igual manera, mis héroes son todas las personas que han llegado a mi consulta con el propósito de superarse a sí mismas y sus problemas, por medio de la fuerza interior y la conexión espiritual.
19. ¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Me gusta escribir, ver cine, caminar solo, ir al mercado de las pulgas del centro de Bogotá, a librerías viejas y disfrutar de paseos al aire libre.
20. ¿Si pudiera cambiar una única cosa de usted que elegiría?
A estas alturas de mi vida, ya no quiero cambiar nada. Quizás, me gustaría tener 10 años menos para tratar de terminar algunos proyectos que tengo pendientes.
21. ¿Qué es lo que más detesta usted?
A las personas quienes con sus críticas destructivas e ironías se alimentan de las desgracias de los demás, y se burlan de las limitaciones y los defectos ajenos.
22. ¿Cuál es su mayor extravagancia?
Yo soy mi mayor extravagancia.
23. ¿Con que personaje histórico se siente más identificado?
Con Aníbal el guerrero y conquistador, muy de la mano también de los filósofos Sócrates y Epicuro.
24. ¿Cuál es su mayor miedo?
Tengo muchos, uno grande es el miedo al miedo.
25. ¿Cuál son los rasgos que más le desagradan de los demás?
La traición, la falta de solidaridad humana y la obsesión por conseguir dinero, poder y fama aplastando a los demás.
26. ¿Cuál considera usted que es la virtud más sobrevalorada?
Ser excesivamente religioso y la belleza física.
27. ¿Qué persona viva le inspira más desprecio?
Aquellas que ejercen las dictaduras políticas y abusan del poder en cualquier área y situación social o personal.
28. ¿Cuáles son las cualidades que más le gustan en una mujer?
Su feminidad e inteligencia, que sepan consentir, escuchar, comprender y amar con pasión.
29. ¿Dónde le gustaría vivir?
En algún pueblo cerca de la ciudad con un clima templado, a orillas de un río, en una casa de madera y con muchos animales.
30. ¿Cuál es su lema?
“¡Sí a la vida, a pesar de todo!” (Victor Frankl).
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