Cortesía Alexander Schimm
Por: Armando Martí
“Las cosas duran más que la gente. Quién sabe si la historia concluye aquí, quién sabe si no volverán a encontrarse”.
Con estas líneas, el escritor y poeta Jorge Luis Borges, intentaba explicar la relación entre los objetos que lo rodeaban, los cuales reclaman de su dueño, la asignación de un valor emocional que con el paso del tiempo les hace adquirir vida propia.
Este vínculo es parte de la evolución histórica de los pensamientos y las ideas, pues el ser humano como unidad biológica y evolutiva ejerce una influencia energética constate en su entorno.
De esta manera, desde la fusión de la razón y la intuición emerge del individuo la inspiración para crear objetos según las necesidades, tendencias y dinámicas de uso que se les encomienden en diferentes ámbitos económicos, sociales, culturales, científicos y religiosos.
Sin lugar a duda, los objetos proyectan un cierta “identidad” a través de sus formas, contextos materiales y simbólicos que se han mantenido y trasformado desde la prehistoria hasta la actualidad.
Por ejemplo, los objetos naturales son aquellos que existen, pero sin la influencia del hombre, es decir, provienen exclusivamente de la naturaleza como las piedras, los cristales y los minerales.
Por otra parte, los objetos artísticos transmiten la percepción sensorial y emocional del autor mediante expresiones auténticas, que están conectadas desde el alma a los rituales sagrados representados en máscaras, pinturas, esculturas y en todas las posibilidades de expresión que ofrece el arte.
Igualmente, existen los objetos de uso que son productos desarrollados para suplir y mejorar la calidad vida de las personas, tales como: cepillos, ropa, relojes, joyas y muebles diseñados para su comodidad y disfrute como mesas, sillas, sofás, camas, televisores, radios, celulares y computadores con algoritmos inteligentes de bienestar.
El poder de los objetos
Cortesía Jez Timms
Muchas veces no se planea ni se tiene claridad, el por qué o el para qué de poseer tantas cosas aparentemente “inútiles”. En realidad, existe un lado misterioso y no explorado donde la atracción y la fascinación por los objetos, ejerce una poderosa influencia magnética sobre los deseos inconscientes de la mente y el alma.
Es así como se entabla una fuerte y empática relación entre los objetos y sus dueños, en la que cada objeto hace presencia en el ambiente del hogar al ocupar su propio espacio donde reposa, influyendo no sólo en el carácter, sino también en el estado de ánimo de sus habitantes. Entonces, ¿de dónde ha surgido esta mágica unión?
Probablemente, el impulso de tenerlo ocurrió cuando se sincronizaron las emociones e intenciones del diseñador o del artista, produciendo una comunicación entre el observador del presente y el objeto observado del pasado.
Ahora bien, esta interacción entre la energía, la materia y la conciencia, son las encargadas de generar los nuevos lazos afectivos para decidir adquirir el objeto a cualquier precio. En ese momento, comenzó una nueva historia de amor atemporal entre el sujeto y el objeto.
Si analizamos los diferentes ambientes de nuestra casa y oficina, nos daremos cuenta de que vivimos rodeados de objetos elegidos desde nuestros deseo, formando una “familia” material que, similar a la humana nos infunde cierta fuerza, vigor, alegría, compañía y armonía a la vida.
Por tal motivo, la unicidad de nuestras emociones son trasmitidas al objeto que, como receptor de estos sentimientos, puede reflejarlos cuando los contemplamos y hasta darnos respuestas interiores que no conocíamos.
En íntima comunicación con los objetos
Cortesía Joanna Kosisnka
La ciencia clasifica esta comunicación objeto/persona como “no convencional”, también denominada intuitiva. Recordemos que, mediante las potencialidades de la mente es posible descubrir informaciones contenidas en el pasado del objeto, las cuales ayudan a entendernos mejor a nosotros mismos, sobre todo a visualizar nuestro propósito y la misión que traemos a la existencia.
La meditación y la contemplación junto con una actitud de exploración personal, abrirán las puertas hacia nuevas dimensiones del ser que nos brindan la capacidad de asombrarnos y seguir transitando por el amplio camino del conocimiento interior.
A continuación, les comparto este ejercicio de profundización en la comunicación esencial con nuestros objetos:
1. Procura tener un ambiente tranquilo y sosegado programando al menos 10 minutos para estar a solas. Utiliza el tesoro del silencio interior y deja pasar todos los pensamientos que llegan a tu mente, imaginando que su velocidad e intensidad van disminuyendo momento a momento.
2. Observa unos minutos el objeto que quieres integrar a tu universo interior. Enfoca tu atención en cada detalle que lo contiene desde el color y los materiales, hasta las texturas, los símbolos y significados.
3. Cierra los ojos e imagínate una pantalla blanca justo frente a ti. Proyecta en ella al objeto de tu meditación y envuélvelo con la intención amable y amorosa que se expande a través de tu alma. En este momento de especial intimidad, deja que se libere tu intuición y habilita una comunicación entre ambos.
4. En ese estado notarás que una suave energía empieza a fluir por el sitio donde realizas el ejercicio. Esta fuerza no proviene de la mente sino de tu propio centro espiritual que es más sutil y profundo que tu conocimiento racional.
Sin duda, este es el camino para unificar la información entre el sujeto y el objeto, que no es solamente un dato más. Por el contrario, es descubrir otras formas de vibración que se sintonizan con toda la creación.
5. Abre los ojos y mira el objeto por un instante y comprobarás que no es el mismo, pues ya tiene tu energía creadora y se empieza a trasformar en un nuevo “amigo” que genera empatía y bienestar.
Recuerda que la intuición nace en tu corazón y te entrega la auténtica información que necesitas para crecer. La deducción generada en tu mente te ayuda a procesarla, pero la intención que proviene del espíritu es la que define el resultado final.
Los objetos son testigos mudos del transcurso del tiempo, fiel a los deseos de sus dueños. Viven en dimensiones paralelas, más allá de las leyes cuánticas que no todo el mundo entiende.
Ellos sobrevivirán a la muerte física de su propietario y seguirán buscando otras manos y otras emociones que les devuelvan su energía inmortal. Objetos felices de ser lo que son: “simplemente objetos”
https://www.youtube.com/watch?v=uyGwu9m0NrM&feature=youtu.be
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